Conductos míticos

En Yucatán hay un mito persistente: el de los conductos subterráneos, como el del túnel que supuestamente comunica a la iglesia de Monjas con la Catedral meridana.

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En Yucatán existe un mito persistente: el de los conductos subterráneos.  
Quizá el caso más mencionado es el túnel que supuestamente comunica a la iglesia de Monjas con la Catedral meridana. Cuando se hicieron los trabajos de excavación para instalar el servicio de agua potable, no apareció la supuesta vía subterránea. Pero el mito persiste.

En Tecoh, cuentan que un hombre se ahogó en el último cenote de la gruta Tsab Naj. Cuando fueron a buscarlo sólo encontraron sus zapatos junto al borde del lago interior; pero su sombrero apareció en el cenote Cabajchen de Maní a casi 72 kilómetros. El cuerpo desapareció.

Muchos habitantes de Maní dicen convencidos que hay un túnel que parte del convento de San Miguel Arcángel y llega hasta la iglesia de Monjas en Mérida; es decir, a casi 100 kilómetros. En 1972 ingresamos al conducto pero estaba obstaculizado con escombro. Al preguntar por qué lo cerraron nos dijeron que fue para evitar que los niños siguieran entrando allí con el riesgo de perderse.

Durante muchos años se decía que el cenote El Tívoli, del Instituto Comercial Bancario, se comunicaba con el cenote Huolpoch ubicado a unas cuantas calles al norte. Los  buzos locales no avalaron tal afirmación. Pero siempre hay quien lo afirma. 
El mito de los conductos subterráneos persiste en el saber colectivo, no necesita pruebas.

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