El Contrato Social, ¿pacto mafioso?

En la naturaleza, el hombre es un animal bárbaro y primitivo, pero en la sociedad estatal se convierte en un ser inteligente...

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Entre los autores contractualistas en la justificación del Estado destaca particularmente Juan Jacobo Rousseau. Perteneciente a la ilustración francesa, Rousseau es partidario del llamado Contrato Social, una especie de convenio entre los miembros de la sociedad para que los hombres puedan vivir en armonía y, en consecuencia, la vida comunitaria sea más llevadera. L

os hombres son desiguales por naturaleza, en fuerza, inteligencia aptitudes, etc. Por tanto, para Rousseau las personas sólo pueden prosperar si viven en un marco de leyes. Sólo el hombre, viviendo en sociedad, puede desarrollar las virtudes humanas y son éstas las que elevan al hombre. La libertad no es posible si no está garantizada por las leyes. Ya una vez en la sociedad, el hombre deberá atemperar sus apetitos egoístas por el deber y la consideración hacia sus semejantes.

En la naturaleza, el hombre es un animal bárbaro y primitivo, pero en la sociedad estatal se convierte en un ser inteligente y es verdaderamente un hombre.

Dice Rousseau que la verdadera y única sociedad humana es la familia. Hasta los hijos permanecen ligados a los padres sólo durante el tiempo que tienen necesidad de ellos para conservarse. Inmediatamente que cesa esa necesidad se disuelve el lazo natural. Las personas que se nieguen a obedecer la voluntad general serán obligadas a hacerlo mediante el pacto social. Por eso, el Estado moderno para Rousseau es un contrato entre los miembros de la sociedad. Se podrá dimensionar a Rousseau como autoritario, empero la vida moderna del hombre en sociedad es de someter parte de la libertad individual al conglomerado social representado por el Estado. Esto es irremediable, Rousseau tenía razón, así ocurre en la sociedad estatal contemporánea.

Los críticos del contractualismo han dicho que es una especie de “pacto mafioso”, es decir, “donas parte de lo que tienes, a cambio de que te otorgue protección”. Si bien esto es así, es una forma a fortis en que el Estado se hace de recursos para cumplir sus fines. 

Una advertencia de Rousseau a la sociedad contemporánea es someter esas conductas egoístas y enfermizas empeñadas en hacer su voluntad y en velar por intereses particulares y de grupos. Esto es el común denominador de los Estados contemporáneos.

La propuesta de Rousseau es la verdadera y efectiva participación de las personas en el gobierno de sus Estados. El está contra la simulación de la participación de los ciudadanos en las cosas públicas. Cada vez que se hable de la participación real de los ciudadanos en el gobierno, seguro está presente la idea de Jean-Jacques Rousseau.

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