Copelas o cuellos, Xi Jinping

Mientras en China ocurre una tragedia muy superior el presidente Xi Jinping se quedó en México.

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En Xalostoc ocurrió una tragedia de tales dimensiones, donde concurrieron el valemadrismo, la abulia y la corrupción, que a pesar de sí mismo, el gobernador del Edomex, don Chapitas Eruviel, canceló su cita con el Papa y se regresó para ver en qué estorbaba. Imaginemos lo que dirán los profesionales de la mala leche y el sospechosismo, que mientras en China ocurre una tragedia muy superior el presidente Xi Jinping se quedó en México, muy probablemente para ver si a su señora esposa, admiradora de la telenovelas de Televisa y cantante, le daban una presentación en Sabadazo. 

Por supuesto que no es así. Un hombre tan poderoso de la estirpe de los comunistas de altísimos ingresos debe tener a un ejército apoyando a los damnificados y, como CEO de CHINA Corporation, debe sacrificarse aguantando los discursos de los políticos mexicanos a cual más de cursis para que, tras el besamanos y la hora del pedigüeño, comiencen a ofrecerle la patria en abonos chiquitos para pagar poquito.

Y de todos modos no va a haber de otra porque el presidente Peña, presentó a tan encumbrado personaje, jefe de una economía feroz y voraz, dueño de vidas y haciendas, como Juan Chin Juan. Al menos no lo llamó Juan Chang Caine, mi querido Saltamontes.  

Como quiera que sea, y para que no digan que se fue de su país para no estar en el aniversario de la matanza de la Plaza de Tiananmen, Jinping seguramente se quedó para ir a la marcha en conmemoración de la tragedia de la Guardería ABC, y sus anfitriones, a los que se sabe muy comprometidos con la lucha contra la impunidad, pero sobre todo para poner distancia con el rastro de inmoralidad y nulo humanismo que en ese caso en particular mostraron Jelipillo Calderón y Molinar Horcasitas. 

Claro que, de paso, don Xi también se queda para examinar los túneles del tiempo diseminados en los afters de la Zona Rosa, a través de los cuales pueden desaparecer compatriotas, algo que le podría servir para dispersar a la disidencia. Claro que también le pueden interesar la obtención de los protocolos de elaboración de los montajes estilo García Luna Productions o la marca registrada de las cajas de huevo del gran Granier de donde se financia sus huarachitos de ante azul. 

Con estas cosas, Jinping no va tener ni qué decir “Copelas o cuellos”. Dragon Mart bien vale una misa. 

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