El corazón no sobrevive sin sangre (2 de 3)

Durante el proceso de envejecimiento, suelen darse algunos cambios en la composición y funcionamiento de nuestra sangre.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

La sangre es el líquido que mantiene la vida. La razón de ser de nuestro corazón es enviar a todo el cuerpo “sangre entera” (con glóbulos rojos, blancos y plaquetas) a través de venas, arterias y vasos sanguíneos, transportando hacia todos nuestros tejidos nutrientes, electrolitos, hormonas, vitaminas, anticuerpos, calor y oxígeno. Los desperdicios y el dióxido de carbono son desechados también por la sangre a través de un tipo de “células sanguíneas” que recorren el cuerpo detectando y aniquilando invasores para mantenernos saludables. 

No obstante, durante el proceso de envejecimiento, suelen darse algunos cambios en la composición y funcionamiento de nuestra sangre:

• Al reducirse la cantidad total de agua corporal, se reduce la cantidad de sangre en el torrente sanguíneo (Volemia), lo que pone en riesgo el suministro regular y suficiente de oxígeno para el buen funcionamiento de nuestros tejidos y órganos.

• El número de glóbulos rojos se reduce, lo cual contribuye a sentirnos fatigados.

• Disminuyen los linfocitos –subtipo de glóbulos blancos-   importantes para las defensas, lo que reduce nuestra capacidad para resistir infecciones. 

Jovencitos, poco pensamos en mantener sana nuestra sangre. La próxima semana, veremos algunas sugerencias para mantener, lo más fuerte posible, esta “alianza de vida”.

Lo más leído

skeleton





skeleton