¿Cuál fue el móvil?

El próximo 17 de febrero se cumplirá un mes del sorpresivo y temerario ataque perpetrado...

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El próximo 17 de febrero se cumplirá un mes del sorpresivo y temerario ataque perpetrado por al menos diez hombres armados en contra de las instalaciones de la Vicefiscalía General del Estado, en el que resultaron muertas cuatro personas, una de ellas un policía ministerial. Pese a que la noticia le dio la vuelta al mundo en cuestión de horas, aún hoy las principales interrogantes respecto al violento asalto a una institución de justicia, siguen en el aire: ¿Quiénes fueron? ¿Qué Pretendían? Y lo más importante ¿Lograron su objetivo?  

El anuncio del gobernador Carlos Joaquín González de que el artero acto criminal era el resultado del ataque a corrupción y a la impunidad que su gobierno venía enarbolando, dejó en claro que detrás de esa acción había un interés político malsano. El desmentido que realizó al día siguiente el secretario de gobierno, Francisco López Mena, en el noticiero matutino de Carlos Loret de Mola, en el sentido de que no era cierto que los criminales iban en busca de “Doña Lety”, una conocida líder del narcomenudeo asentada en Bonfil y de quien se llegó a decir que había sido detenida y trasladada a los separos de la vicefiscalía horas antes del ataque, corroboró la idea de que los sicarios perseguían un móvil distinto, pero ¿cuál era éste? 

La acción de los hombres armados, contra lo que muchos piensan todavía, llevaba un objetivo definido, a pesar de tener todos los visos de un acto suicida. No buscaban al Procurador de Justicia, porque se afirmó que a la hora del ataque no se encontraba ahí. Y sería ingenuo pensar que los criminales no habían apostado a alguien dentro de las instalaciones que les estuviera informando de los movimientos tácticos y operativos de la institución, quizá desde días antes. ¿Entonces? 

En el ataque se utilizaron armas largas y cortas, así como granadas y municiones, algunas de ellas de origen belga, rusas y chinas. Aún hoy se investiga un presunto rifle de asalto empleado en el ataque a la institución de justicia, del cual se dice que anteriormente había estado en manos de los escoltas del exgobernador Borge, sin que dicha información se haya confirmado oficialmente.  

El operativo de los criminales estuvo tan bien planeado que dispusieron de una hábil estrategia distractora, traducida en disparos y granadazos en algunos puntos de la ciudad para confundir a sus persecutores. El resultado: no hubo detenciones efectivas relacionadas con el grupo armado. Las cinco personas aprehendidas tras la persecución, se dijo después, fueron liberadas por haberse probado que no tenían relación con los hechos. Y los tres presuntos sicarios abatidos en el tiroteo y/o persecución, se llevaron a la tumba su secreto.  El asalto a la vicefiscalía se realizó horas después de un tiroteo durante un festival de música en Playa del Carmen, otro centro turístico de renombre internacional. 

Un hecho trágico, el asalto al Palacio de Justicia en Colombia, 1985.

El 6 de noviembre de 1985 ocurrió en Colombia un hecho trágico, producto de la rivalidad entre el poder político y el poder de facto. Eran días de incertidumbre, el Presidente  Belisario Betancourt había suscrito un pacto secreto con los Estados Unidos para propiciar la extradición del principal narcotraficante Pablo escobar Gaviria, el capo  más poderoso de la historia, líder del Cártel de Medellín. Las denuncias y los expedientes penales empezaron a armarse en su contra, lo que llegó a inquietarle. Pronto entró en pláticas con los líderes del movimiento guerrillero M-19 y fraguó un plan que se convirtió en una de las mayores matanzas de la historia de su país: el asalto al Palacio de Justicia.

“A las 11:40, el Comando Iván Marino Ospina, del Movimiento 19 de abril (M-19), tomó por la fuerza el Palacio de Justicia, donde funcionaba la Corte Suprema del país, ubicado en el centro de Bogotá. La sangre se derramaría durante las siguientes 28 horas. El país sería testigo de escenas desgarradoras. Por televisión se veía a rehenes desorientados que escapaban del edificio agachando la cabeza por temor a recibir un disparo. Tanques livianos del Ejército de Colombia atravesaban puertas y paredes en busca de guerrilleros. Soldados iban y venían con sus fusiles en alto. La información era casi nula para los colombianos, que debían descifrar, como podían, qué ocurría en ese edificio gris copado por terroristas. El episodio contó más de cien muertos entre civiles, empleados del Palacio de Justicia, magistrados, militares y guerrilleros.

Pero a poco más de 140 kilómetros de allí, en Medellín, alguien festejaba en silencio. Pablo Emilio Escobar Gaviria se informaba de los hechos como cualquier colombiano, por televisión. Aunque con una diferencia: conocía cómo se había gestado esa masacre y cómo terminaría. Pero también algo más: sabía que cada hora que transcurría lo beneficiaría en la guerra que llevaba adelante contra el gobierno de Belisario Betancur, presidente de la República y uno de sus enemigos declarados. Al Cártel de Medellín le costó dos millones de dólares financiar el ataque”.

El plan b) era quemar los expedientes.

"Había tres planes. El a) era debatir la extradición para tumbarla con el presidente Belisario Betancur. El plan b) era quemar los expedientes. Y el c) era golpear al Gobierno porque era enemigo de Pablo Escobar",

Escobar   vio en la toma del Palacio de Justicia una forma de debilitar al gobierno de su rival político. Darle un golpe mortal. Decidió, pues, alentar la idea del M-19. El 7 de noviembre de 1985, un día después del atentado, se discutirían en la Corte Suprema los pedidos de extradición a los Estados Unidos, el tema que más preocupaba a los capos narcos. Por lo tanto, la fecha escogida por los guerrilleros era inmejorable para los planes del jefe del Cártel de Medellín. Los alentó, les dio armas, refugio, logística y dos millones de dólares para que atacaran.

La incursión armada en el Palacio de Justicia se traduciría en una ganancia absoluta para el capo.  "Pablo Escobar gana con la muerte de los magistrados, Pablo Escobar gana con la quema de los expedientes, Pablo Escobar gana al golpear a Belisario. Pablo Escobar fue el único ganador de esa toma", sentenció Jhon Jairo Velásquez, alias “El Popeye”, un narcotraficante cercano al máximo capo colombiano, quien realizó estas sorprendentes declaraciones al periodista Laureano Pérez Izquierdo, tras su detención. 

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