El SME cumple hoy cuatro semanas en poder de un tramo de Bucareli, un tramo de la Ciudad de México. Se plantaron en demanda de, dicen, el cumplimiento de promesas sobre dineros y reinstalaciones laborales. Y ahí seguirán hasta que el gobierno federal les dé dinero y quizá algunas plazas en la Comisión Federal de Electricidad.

El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, afirmó la semana pasada que las pláticas con el SME iban bien y perfilaban un arreglo de fondo al conflicto que estalló en octubre de 2009 con la extinción de Luz y Fuerza del Centro.

El SME, pues, levantará sus tiendas de campaña cuando obtenga una recompensa. Se irá, desde luego, sin reparar un solo daño a los pequeños comerciantes de la zona ni a los cientos de miles de ciudadanos a quienes trastocó la vida durante 28 días y contando. Se marchará victorioso.

El plantón del SME ha demostrado, también, que el nuevo gobierno carece de convicción para proteger la vida cotidiana de la mayoría de los habitantes. Y de una estrategia renovada. Ha sido lo mismo de siempre.

A finales de 2008, cuando la priista Antorcha Campesina levantó su plantón de dos meses en Bucareli con la promesa de que Gobernación haría lo posible para excarcelar a “unos compañeros”, escribí aquí: un plantón de ese tipo equivale al nivel magna cum laude de desprecio por el tiempo y el espacio del ciudadano común y corriente; es una práctica ultrajante que no debería tener cabida.

Pero como a Mouriño, Gómez Mont, Blake, el tema no parece mortificar al secretario Osorio Chong. Total, siempre están evitando un “daño mayor”.

El ciudadano, mientras tanto, ¡que se jo...!