Cuauhtémoc-AMLO, la disputa

La disputa real para perredistas y lopezobradoristas viene en los próximos comicios intermedios; debido a que será en estas elecciones cuando se decante el voto duro de las izquierdas

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Una de las características de Cuauhtémoc Cárdenas como político es que su discurso siempre tiene un tono cuidadoso, ambiguo y mesurado, a través del cual puede hacer las más fuertes declaraciones de guerra, pero siempre tiene una salida para matizar, aclarar o de plano desdecirse de sus dichos.

Así que a nadie debe llamar a sorpresa que la semana pasada el ingeniero Cárdenas le sorrajara un batazo en la cabeza a Andrés Manuel López Obrador y a Morena, al señalarlos y exhibirlos como un factor de división de las llamadas izquierdas en el movimiento contra la reforma energética.

Cuauhtémoc Cárdenas dijo lo que quiso decir a pesar de sus tibias rectificaciones. Señaló al Peje como promotor de la división entre los grupos progresistas al rechazar que Morena vaya junto con el PRD en la campaña contra la reforma constitucional y las leyes secundarias en materia energética, con la intención de empezar a diferenciar al partido que fundó de la escisión que representa el nuevo partido de López Obrador rumbo a las elecciones locales y federales de 2015.

Porque la disputa real para perredistas y lopezobradoristas viene en los próximos comicios intermedios; esto, debido a que será en estas elecciones cuando se decante el voto duro de las izquierdas y se defina el trozo del pastel de votos con el que se van a quedar el PRD y Morena, que será su base y punto de partida rumbo a las elecciones presidenciales de 2018.

Y es que más allá de los 13 millones de votos logrados por López Obrador gracias al rechazo al PRI en los comicios presidenciales de 2012, la izquierda en su conjunto no representa en términos reales algo más allá que 25 por ciento de la votación total a escala nacional, razón por la cual los perredistas, morenistas, petistas y Movimiento Ciudadano van a pelear a navajazo limpio cada voto de ese electorado que representa su clientela fija.

Esa es la razón por la que Cuauhtémoc Cárdenas le puso el dedo encima a López Obrador, y en términos reales lo calificó de traidor a los principios de unidad de los grupos de izquierda y progresistas.

Así que en las próximas elecciones federales de 2015 no solo habrá que estar atentos a ver cuántos millones de votos le cuestan al Partido Revolucionario Institucional las reformas fiscal y energética, sino también a la lucha cruenta entre el PRD y Morena para ver de qué tamaño es el pedazo del pastel electoral que le robe López Obrador a los perredistas, que hoy por hoy están a punto del quiebre en su lucha por impedir que Los Chuchos sigan manteniendo la dirigencia de su partido.

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