¡Cuidado con el ego!

No puede existir una buena relación con quien está dominado por su ego.

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…porque cualquiera que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido.- Parábola Bíblica, Lucas 18: 9-14        

Una persona que considera sus cualidades personales exageradamente se convierte en alguien inaguantable. Quiere ser siempre “la estrella” en las reuniones familiares, entre amigos, etc., siempre sabe más que los demás, dónde encontrar lo mejor a un mejor precio, la “verdad” de algún suceso, etc.

El ególatra necesita que los demás vean lo “listo” y lo “especial” que es para que lo admiren, lo alaben, le consulten etc., alimentar su ego es lo que importa en sus interrelaciones humanas. 

Tratar con personas así es una experiencia irritante porque no existe interacción o diálogo. Considera sus amigos a quienes elevan su autoestima; más que lealtad busca admiración hacia su persona. Los halagos son su alimento imprescindible. 

No puede existir una buena relación con quien está dominado por su ego. No se comunica con nadie de igual a igual, por eso aburre, cansa y es antipático para aquellos con quienes trata; pierde así la oportunidad de allegarse amigos o compañeros.

Hace sentir incómoda a cualquier persona. Le encanta alardear acerca de “sus relaciones” con personas importantes. 

En el escenario político, es bastante frecuente encontrar a este tipo egocentrista. Busca el poder para rodearse de aduladores.

Reúne “a su gente”, nunca a sus colaboradores; “gente” que no lo cuestione, sino que obedezca y aplauda. Siempre es más importante cómo dice las cosas que promete que ocuparse de cumplirlas. Es un exhibicionista compulsivo.   

Su perfil psicológico es de “mentalidad infantil”. No se ha desarrollado socialmente, de allá su inseguridad y su aire de superioridad que es para enmascarar su complejo de inferioridad. Es una de las personalidades más complejas y tratar o convivir con tan individualista personaje es un verdadero obstáculo para el desarrollo personal de quien lo intente. 

Recordemos que lo más importante en las relaciones humanas es conservar el equilibrio para crecer y enriquecernos mutuamente. Ser selectiv@s en nuestras relaciones es un privilegio de seres humanos pensantes.

 ¡Ánimo! Hay que aprender a vivir.

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