Los yucatecos podemos decir con orgullo que tenemos una cultura de la prevención contra los huracanes a la altura de la que tienen otros lugares del mundo, por citar: nuestros vecinos cubanos y algunas zonas de los EU, como el Estado de la Florida.

Quiero decirles que desgraciadamente no toda la República mexicana tiene esa cultura. A nosotros ya no nos asustan estos fenómenos o no deberían asustarnos, porque sabemos cómo hacerles frente, cómo prepararnos y sobre todo cómo ayudarnos los unos a los otros tras los daños de un fenómeno meteorológico de esa naturaleza. Lo que sí es importante es que no debe regresar a nosotros la confianza y la apatía de que aquí en nuestra bella tierra dejarán de afectarnos los huracanes, sería un grave error.

El hecho de que ya tengamos muchos años, exactamente cumplimos 13 años el pasado 2015 sin afectación alguna de un huracán intenso -el último que nos azotó fuerte fue Isidoro en 2002 y hubo uno más, Emily, que sólo tocó la parte oriente y noreste del Estado en 2005-, no es para que empecemos a pensar que ya pasó el peligro, que los huracanes son historia, ya que sólo es una temporada más sin afectación y hemos corrido con muchísima suerte.

Por eso las autoridades de todos los niveles -federales, estatales y municipales- nos recuerdan año tras año que vivimos en una zona que siempre ha sido amenazada, desde los antiguos mayas, y que será afectada por los huracanes, pero necesitamos más, tenemos que apoyar a nuestras autoridades y a nosotros mismos, tenemos que aplicar un plan de contingencia familiar, que no es otra cosa que en el hogar, además de seguir las recomendaciones de las autoridades,  se hagan sus propios preparativos. De eso hablaremos la próxima semana.