Davos. Cambian los tiempos. Mientras en las reuniones pasadas del Foro Económico Mundial había una especie de fascinación por los mercados emergentes como Brasil, Sudáfrica o México, este año la cumbre en los Alpes no puede negar la gravedad de la crisis europea. Acaso por ello no viene Enrique Peña o Dilma Rousseff.

Ya lo habían advertido Ernesto Zedillo y Ángel Gurría en este mismo sitio: los expertos en crisis somos los mexicanos. Las vivimos todas. Que se nos escuche, sugerían. Este año los dos estarán nuevamente por aquí, junto con Guillermo Ortiz. Empresarios sí que habrá: Ricardo Salinas Pliego, Nicolás Mariscal, Alejandro Baillères, Gilberto Marín, José Antonio Fernández Carbajal, Agustín Coppel, Alejandro Ramírez, Manuel Arroyo, Alonso Quintana, Alejandro Valenzuela.

Pero al que nadie logra traer a Davos es a Carlos Slim. Su hijo Carlos había confirmado y aparece anunciado, pero ha cancelado su participación.

Aunque más allá de los nombres, el fondo está en los datos, los problemas y las tendencias. Y la fotografía está muy borrosa: 48 por ciento de los CEO y políticos que constituyen el Global Agenda Council piensa que en 2013 podría aparecer un evento catastrófico mundial —geopolítico, económico, social—, mientras Christine Lagarde, del Fondo Monetario Internacional, pide urgentemente un punto final a la situación de los bancos, para que termine el ping-pong de regulación y se regenere la confianza en el sistema financiero.

El foro preparó para mañana jueves la sesión “Meditación significante”. Una hora después iniciará una rueda de cuatro primeros ministros europeos llamada “La crisis de la eurozona —el camino hacia adelante”. Quizá la quietud de la mente les dé cierta luz. Por la noche dos presidentes de Centroamérica (Chinchilla y Pérez) escucharán de Luis Videgaray las conclusiones de una cena latinoamericana en la que se discutirá el crecimiento económico.

En esta edición del foro hay otras reuniones destacadas: “Haciendo historia”, es una. Otra más lleva por título “Liderando contra la corriente”. Hay una llamada “Parece que es amor”; y otra más “Ganando la guerra contra las drogas”. En ninguna de éstas aparece programado Felipe Calderón.