De Katún 10 Ahau al Baktún 13

Después de resistir seiscientos años desde el colapso de su civilización, el pueblo maya no volvería a leer los glifos sino hsta el 23 de julio de 1987.

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En 1695, el franciscano Andrés de Avendaño y Loyola y otros dos monjes daban el paso final para la evangelización del pueblo maya bautizando al rey Can-Ek, último gobernante de los Itzaes, y a 300 de los suyos, en Tayasal, capital del reino sobreviviente de los mayas en el lago Petén Itzá, donde se habían refugiado tras la caída de Mayapán por el embate de bárbaros iletrados.

A su llegada a la isla, en un templo detrás de la figura del Yax-Cheel-Cab, el Primer Árbol del Mundo, Avendaño vio un sarcófago con un hueso largo, nada menos que los restos del caballo herido que dejó Hernán Cortés en 1525 en su accidentado viaje  a Las Hibueras, al cuidado del primer Can-Ek mencionado en las crónicas españolas.

A la muerte del animal, Can-Ek fabricó un caballo de madera y conservó sus restos, venerándolo como Tzimin Chac, el caballo del trueno. En su viaje, Cortés no pudo convencer al rey de adoptar la nueva religión, como tampoco el padre Fuensalida en 1618. Al decir de los reyes, el tiempo de las profecías no había llegado, pero sí en tiempos de Avendaño, quien hablaba maya y leía los códices, tratando de convencer al último Can-Ek con esos mismos augurios: el fatídico Katún 10 Ahau que terminaría el 27 de julio de 1697.

Los frailes tuvieron que huir ante la resistencia de los notables. Los españoles regresarían con una poderosa fuerza que incluyó barcos traídos de la costa, encabezados por Martín de Urzúa, Capitán General de Yucatán. La geopolítica, la presencia inglesa desde el hoy Belice hasta la Laguna de Términos, cerraba toda oportunidad de continuidad. Tayasal caería en los tiempos del Katún profético, el 13 de marzo de 1697.

Después de resistir seiscientos años desde el colapso de su civilización, sumidos en lo que David Freidel llama una oscura edad media, el pueblo maya no volvería a leer los glifos, sabiduría que pudieron conservar sus élites. Hasta el 23 de julio de 1987, el día 12.18.14.3.5, 1 Men 3 Xul del antiguo calendario, en Antigua, Guatemala, cuando Eduardo Pacay, maya que participaba en un taller sobre la antigua escritura organizado por la inolvidable Linda Schele, leyó su traducción del Tablero de Palenque.

Viene a cuento porque Yucatán se prepara para organizar la segunda edición del Festival Internacional de la Cultura Maya, con objetivos múltiples, pero cuyo corazón será siempre la recuperación del pasado y la participación del pueblo maya vivo.

Es sin duda fundamental que los importantes avances de los estudios mayas de los últimos años, tengan presencia destacada con los temas fundamentales: la hazaña del desciframiento; el enigma del colapso del siglo X (ya que el tema del festival es el paisaje y la ecología), muy probablemente debido a la peor sequía en los últimos 6,500 años; y la correlación del calendario maya con la astronomía moderna, al menos para prepararnos para el nuevo fin del mundo, el Baktún 13,  reprogramado para el 2220 gracias a algunos científicos perspicaces. Pero aún hay tiempo.

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