Dejando ir a los ídolos

La salida de los “ídolos” no siempre será lo que uno quiere, pero a veces, es lo que se necesita.

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En virtud de los cambios que se viven cada seis meses en el fútbol, los aficionados y los jugadores son recordados que en este deporte, así como en la vida, todo es cíclico y tiene un fin.

En mi opinión, las formas siempre son y serán importantes. No obstante, creo también que para trascender a veces se necesitan cambios que no siempre son del agrado de los fanáticos ni de los llamados “ídolos”.
Para ejemplificar de lo que hablo, usaré el caso reciente de dos jugadores que cambian de aires, a pesar de haber sido pilares en su equipo en algún momento: Moisés Muñoz y Rubens Sambueza.

El caso del primero es muy interesante: Un arquero sólido actualmente y del cariño de todos los aficionados del América. Mejor recordado por el gol que ayudó a los azulcremas a llevarse la final del 2013 en contra del Cruz Azul, hoy Moisés sale por la puerta de atrás con rumbo a Chiapas. Esto, en consecuencia de la llegada del guardameta Agustín Marchesín al Nido.

Esto mismo le sucedió a Iker Casillas en el Real Madrid (tomando en cuenta las diferencias del nivel de los arqueros y sus equipos). Casillas, un ícono de los merengues, bajó su nivel y fue echado del club blanco, también por la puerta de atrás.

En el caso de Rubens, no se ha confirmado su salida, sin embargo, el Club América ya hizo oficial que es un jugador transferible. A pesar de ser un futbolista “mecha corta”, Sambueza ha sido relevante para los títulos que han conseguido las Águilas en los últimos años. 

Caso similar es el de Raúl González Blanco, otro ícono madridista que dejó el club en malos términos tras estar en desacuerdo con su poca participación.

La comparación Real Madrid-América parecerá un poco exagerada, pero me ayuda a comprobar mi punto: en equipos en los cuales se exigen los mejores resultados semanalmente, los “ídolos” no siempre reciben su merecida despedida.

¿Y qué sucede con los equipos que sí les dan a sus deportistas la merecida despedida? No es exclusivo, pero generalmente terminan teniendo un par de años malos y luego comienza la fase de reconstrucción. Algo que, a la larga, molesta más al aficionado por la falta de resultados.

La salida de los “ídolos” no siempre será lo que uno quiere, pero a veces, es lo que se necesita.

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