Del ragtime a la trovafusión

Hoy asistimos a una explosión de los movimientos fusión, asimilación de ritmos para crear un sonido nuevo, tradición que se reinventa.

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Desde los tiempos del ragtime, el ragged time o tiempo despedazado, el jazz fluye en la música planetaria, unas veces visible, otras anónimamente, impregnando nuestra cultura y dejándose adoptar, mezclar y traicionar como si fuera una amante incondicional.

Ha sido emblema de los oprimidos, execración de los intolerantes y veleidad de la cultura esnob. Dentro de sus muchos apellidos, en los sesentas adopta uno de los más perdurables, el de jazz fusión, que habla de su asimilación de otros géneros, historia del alma que hace decir a su cronista principal, Joachim Berend, que jazz significa “hacer espiritual a la humanidad” y que ha nutrido toda la música popular del siglo XX y sigue nutriendo la del XXI. Dice el mismo Berend que quien se aficiona al jazz “eleva el nivel de los sonidos que nos rodean”.

Hoy asistimos a una explosión de los movimientos fusión, asimilación de ritmos para crear un sonido nuevo, tradición que se reinventa. En Mérida, Adalberto Pinzón da un paso más en su larga y sólida carrera musical al presentar Caminante 2012, primer disco del grupo Trovafusión, producido por ellos mismos, el pasado 29 de noviembre en el Teatro Peón Contreras, dentro del Otoño Cultural 2012.

Emmanuel Pinzón acompaña a Adalberto como intérprete; la producción arreglos e instrumentación está a cargo de Cristian Alcocer, quien con Isaac Cortes realizó también la masterización; y como músicos invitados, la voz de Darina García, Carlos Marín en el piano acústico, David Alcocer en el trombón y José Medina en la guitarra.

El disco relanza, en un nuevo ensamble innovador, temas entrañables de nuestra trova. Del Vate Ricardo López Méndez, gigante de nuestras letras, hay tres canciones: Desesperadamente, Nunca y Quisiera, poemas fusionados germinalmente y para siempre con la música de Ruiz Galindo y Guty Cárdenas;  como están en Rayito de sol, Fuego de amor, Flor de azahar, el Caminante del Mayab y otras canciones, los nombres inolvidables de Arturo Alcocer, Santiago Manzanero, Pastor Cervera, Juan Acereto, Wello Rivas y Antonio Mediz Bolio.

Dice Adalberto que esta propuesta es “un puente generacional que va en busca de una nueva expresión de la trova yucateca y de la canción contemporánea de Yucatán…” Un puente no para revivir las voces nuestras, pues son inmortales, pero sí para transmitirlas con imaginación y creatividad, para volver a ver y decir los acordes y palabras de nuestros grandes poetas y juglares que son, como el jazz en el mundo, fluido vital que nos impregna.

Así lo sentía en su “Credo” el Vate López Méndez, maestro en el arte de “elevar el nivel de los sonidos que nos rodean”, que en México y Yucatán  son la sustancia del alma:
México, creo en ti, / en el vuelo sutil de tus canciones / que nacen porque sí, en la plegaria / que yo aprendí para llamarte Patria: / algo que es mío en mí como tu sombra, / que se tiende con vida sobre el mapa.

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