Del sí se puede al sí se pudo

Nuestra sociedad se ha caracterizado en muchas ocasiones por copiar de otros lados muchas cosas. Copiamos a los extranjeros sus conductas e incluso formas de ser y hasta de pensar.

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Asimilarse lo útil es tan juicioso, como insensato imitar a ciegas.- José Martí

Cuando nacemos se dice que estamos impregnados de originalidad, pero con el paso del tiempo nos convertimos en copias de todo y para todo. Por eso cuando un niño realiza una acción genuina, algo que le sale del fondo de su esencia de ser humano, muchas personas lo festejan. Pero conforme pasa el tiempo ese niño inocente, en su actuar se amaña y empieza a comportarse influido por los convencionalismos sociales y las influencias internas y externas hacen que actúe de tal o cual forma.

Justificaríamos que copiar para mejorar es aceptado ética y socialmente, empero hay ocasiones que copiamos para empeorar, porque creemos que lo que viene de afuera es mejor que lo que hacemos dentro del país.

Debemos reconocer que somos un país con grandes talentos en el arte, la pintura, las letras, el deporte, la medicina, las ciencias y cualquier otra disciplina. Hemos tenido mujeres y hombres de intelecto de avanzada que no necesitaron, ni necesitan, copiar a alguien. 

No obstante, nuestra sociedad se ha caracterizado en muchas ocasiones por copiar de otros lados muchas cosas. Copiamos a los extranjeros sus conductas e incluso formas de ser y hasta de pensar. Por algo se nos ha dicho que la Malinche prefirió al español que a sus hermanos aztecas, al indicarle a Hernán Cortés el camino a Tenochtitlan y, en consecuencia, pudieron someter a ese pueblo originario.

Copiamos desde programas de televisión hasta guiones de cine o formas de interpretar la música. Pero, hay que decirlo, no siempre los mexicanos actuamos copiando a los demás. Cuando nos lo proponemos somos genuinos en muchas cosas. Por ejemplo: las obras de Octavio Paz, de Alfonso Reyes, las canciones de José Alfredo, de Agustín y de Manzanero, el arte de Cuevas, Diego y Frida, el mismo Chavo del ocho, el Santo enmascarado de plata, los guiones de las películas de Alejandro González Inárritu, la política educativa de Justo Sierra, Vasconcelos y Torres Bodet, hasta el personaje televisivo de Brozo, el payaso tenebroso, entre muchos otros.

Independientemente de que sean buenas o malas, tenemos sobradas muestras sociales de originalidad, como “la ola” en los estadios o el grito de lucha deportiva de “eeeeeeeeeeh p…”. Lo único que tenemos que hacer es creer realmente en nosotros. Transitar del sí se puede al sí se pudo.

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