Demolición electoral

Con mucho la institución más confiable en últimas décadas, como lo era el Instituto Federal Electoral (IFE)...

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Con mucho la institución más confiable en últimas décadas –emergida antes de que el PRI fuese desalojado de Los Pinos–, como lo era el Instituto Federal Electoral (IFE), ha sido desconectada para abrir cauce al Instituto Nacional Electoral (INE), cuyos alcances y desempeño a nivel cancha son fuente de incertidumbre, como si estuviésemos ante un engendro del Doctor Frankenstein. 

Más allá de las presumidas y exageradas bondades del INE, se confirma que lo nuestro es precipitarnos cuando se trata de demoler estructuras funcionales, cuyas deficiencias son en todo caso atribuibles a las ambiciones y mezquindad de los actores políticos, quienes fueron disfrazando a sus subordinados de consejeros, hasta colapsar la credibilidad de un IFE que llegó a ser ejemplo mundial en democracia.

No deja de sorprender que la fortaleza del IFE la haya asimilado sobre todo en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, y que su anemia se haya manifestado en los 12 años de un panismo que tanto presume su caballerosidad de demócrata estilo Francisco I. Madero.

Pero extenderle el acta de defunción a un paciente en plenitud de facultades es una decisión tan precipitada como absurda, ya que se da por hecho que toda sustitución es antídoto fulminante contra el virus de la desconfianza, alimentado por los representantes partidistas que desatan la peste y lanzan los conjuros para esfumarla, aguardando reconocimiento a manos llenas. 

Porque el problema es de hombres y mujeres, no de instituciones.

Y en cuanto a los institutos locales cuyo desempeño justifica el nacimiento del INE, ganaron a pulso su mala fama porque no cumplieron con las expectativas pese a la mágica ciudadanización proclamada a los cuatro vientos. En estas condiciones se encuentra el Instituto Electoral de Quintana Roo (Ieqroo), cuyo suculento presupuesto ejercido por años no se reflejó en resultados positivos.

Y la confianza en los institutos electorales se fue erosionando, hasta generar desencanto y sobre todo indiferencia a nivel masivo.

Relevo en el zoológico

Positiva es la caída del director del zoológico de Chetumal, José Daniel Durán Alpuche, ya que complicó los males de ese parque por su combinación de novatez y prepotencia. Por ello muchos trabajadores festejaron su caída. 

Y ahora queda esperar un viraje de 180 grados para que las calamidades cedan el paso a un rescate con carácter de urgente.

Porque está en juego el destino del principal centro recreativo de la capital del estado, donde son escasas las opciones saludables para las familias. Por ello estaremos atentos a las buenas noticias, ya que las merece nuestra ciudad en temas como el transporte público, por citar un caso.

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