Derecho a la impunidad

La destrucción de las instalaciones de los partidos PAN, Movimiento Ciudadano, PRD y PRI en Chilpancingo es la clara muestra de la ingobernabilidad imperante en ciertos estados del país.

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Quien en un principio pensó que el Pacto por México era la estrategia idónea para amalgamar los más enconados intereses de los partidos políticos a fin de darle viabilidad a la gobernabilidad en el país, hoy andará escondiendo la cabeza de vergüenza porque, hasta la fecha, no hay nada de qué sentirnos orgullosos y todo enfila a un rotundo “fracaso” de la jurada hermandad y lealtad al presidente por parte de sus integrantes.

Como en todo matrimonio exprés, los “contrayentes” tardaron más en cortejarse entre sí que en sacar a relucir las uñas para defender sus intereses y cotos de poder. Muy pronto se olvidaron de sus románticas promesas y hoy se acusan mutuamente de infidelidades electorales amenazando con abandonar el pacto y desconocer el liderazgo que los unió en un principio. 

Salvo la “estrellita” ganada por respaldar con todo a la Presidencia por la detención de Elba Esther Gordillo, en el caso de la reforma educativa se ve imposible que los partidos políticos lleguen a un acuerdo serio ya que con sus primeros acuerdos sólo lograron un consenso nacional: el rechazo y la inconformidad de todo el magisterio, además del enojo social.

¿Cómo se puede pensar en un compromiso serio cuando los líderes del Movimiento Social y del PRD defienden abiertamente las protestas y desmanes del magisterio con el argumento de que fueron engañados? Impunidad y más impunidad al sentirse protegidos políticamente y con licencia abierta para destruir lo que se encuentren a su paso.

Ya nadie los controla. Además del engaño, se sienten usados como carne de cañón para intereses políticos. La destrucción de las instalaciones de los partidos PAN, Movimiento Ciudadano, PRD y PRI en Chilpancingo es la clara muestra de la ingobernabilidad imperante en ciertos estados del país. Urge hacer algo al respecto, no olviden que los maestros disidentes no van solos, existen otros grupos sociales infiltrados que sirven a intereses más perversos; la Secretaría de Gobernación lo sabe, de ahí depende que se atienda prontamente el desorden social por el bien de todos.

La aprehensión de Minervino Morán y Gonzalo Juárez, autores intelectuales de los actos vandálicos en Chilpancingo, puede ser la gota que derrame el vaso si no se actúa inteligentemente.

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