Derrotados por El Buen Fin

El comercio organizado de la capital del estado no tiene con qué competir, y desde hace décadas ha sido un ente decrépito doblegado por una competencia agresiva concentrada en las plazas comerciales

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En la temporada de pesca de cientos de empleados del gobierno federal que recibieron el adelanto de la primera parte de su aguinaldo, a quienes se suma otro número significativo de sureños sedientos de ofertas, sin la menor duda el 95 por ciento de los compradores cayó en las redes de tiendas departamentales y de autoservicio, cuyas promociones fueron lo suficientemente seductoras.

El comercio organizado de la capital del estado no tiene con qué competir, y desde hace  décadas ha sido un ente decrépito doblegado por una competencia agresiva concentrada en las plazas comerciales, y previamente en la zona libre de Belice, donde los casinos tienen casa llena casi todas las noches.

Casi toda la derrama económica es cosechada por grandes firmas comerciales que han encontrado terreno propicio en Chetumal para obtener buenos dividendos, desplazando a un sector de comerciantes locales que no ha sido capaz de modernizarse para ser competitivo.

Si acaso tres o cuatro negocios restauranteros se mantienen en la disputa, dos de ellos con presencia en la Plaza de las Américas. Otros giros de ropa a duras penas se mantienen a flote, y sus propietarios no dejan de reconocer que su batalla es muy complicada, perdida tarde o temprano.

Al final del día, la mayor parte de los aguinaldos será cosechada por giros comerciales que atraen a los compradores aceptando pagos con tarjeta de crédito y ofreciendo meses sin intereses, opciones que para muchos comercios de la avenida de los Héroes son inventos del hombre blanco a estas alturas.

A todo esto, las casas de empeño tendrán su oportunidad en las próximas semanas, tendiendo una tablita de salvación a los burócratas que saben lo que les aguarda a mediados de enero, o desde mucho antes. Y es que la temporada de consumismo es irresistible para todos.

El Ieqroo, muy buen observador

Mientras los poderes Ejecutivo y Legislativo han jugado un papel activo con la reforma que posibilitará las candidaturas independientes, el Instituto Electoral de Quintana Roo (Ieqroo) ha sido un observador demasiado pasivo, pese a que sus siete consejeros son de tiempo completo, entregados por completo a sus actividades, al menos en teoría.

Los consejeros se han conformado con efectuar los tradicionales eventitos sin la menor trascendencia o contenido de fondo, evitando participar en el estudio y formulación de propuestas para enmendar aspectos muy cuestionados o que simplemente no están funcionando, tanto en la integración de Ayuntamientos como del Poder Legislativo.

A menos que lo de Instituto sea un apodo, el Ieqroo debe tener una participación más activa, dejando a un lado su papel de testigo de los hechos, con su grupo de asesores que carece de tareas dignas de comentario.

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