Desapego emocional en amor
La persona que se responsabiliza de sí misma y se autorreconoce no sufre del llamado abandono afectivo, ni del desamparo.
Amar sin apegos no implica insensibilizar el amor.- J. Bowlby, psicoanalista
Siempre es mejor elegir que ser sumisos a lo que otros quieran imponernos. Cuando se actúa por imposición disminuye la autoestima y se rebaja la dignidad de la persona; nos despoja de toda motivación. Cuando hacemos algo por elección voluntaria, aun cuando signifique esforzarnos, es saludable y ayuda a limpiar la mente, se da la autoafirmación y esto es liberador. Eso es el respeto a uno mismo.
La persona que se responsabiliza de sí misma y se autorreconoce no sufre del llamado abandono afectivo, ni del desamparo. Procura sus espacios privados para la autobservación para conocerse a sí misma. Es en silencio cuando hacemos contacto con lo que verdaderamente somos. No hay necesidad de aprobación, ni competencia, ni miedo a la crítica. Encontramos las fortalezas necesarias para afrontar la vida.
Por esto, es tan importante el respeto a la intimidad. Comprender que convivir con otra persona es también respetar sus ratos de soledad. Es maravilloso relacionarnos sin aferrarnos el uno al otro. Es entender la diferencia entre la dependencia y la interdependencia.
La dependencia es devastadora. La persona que cae en ella se crea una pseudo inutilidad por el pensamiento constante de: 'no puedo', 'no soy capaz' y se vuelve más y más incapaz de dirigir su vida y hacer hasta las cosas más sencillas por su desidia y miedo a no hacerlo bien. La dependencia nos vuelve inútiles e inseguros, entonces se busca más depender y aumenta la inutilidad; y así continúa la persona sin poder funcionar. Esto es dejar de existir.
Muchas veces es una dependencia afectiva, por el apego insano a los hijos o a la pareja y que puede empezar con la manipulación: 'Es que tú sí sabes, yo no…' o con el chantaje: 'Cuando me ayudas siento que te quiero más…'.
La autonomía es el antídoto contra la dependencia y promueve maneras más sanas de relacionarnos afectivamente. Si nos prestamos a 'dirigir', a 'facilitarle la vida' a alguien que sí tiene la capacidad de aprender, pensar y valerse por sí mismo, nos volvemos codependientes y el fracaso de esa relación es ¡seguro!
¡Ánimo! hay que aprender a vivir.