Desechables y contaminantes

Amable lector, ¿se ha puesto a pensar en la cantidad de dinero que tira de forma miserable?...

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Esta semana compré un refresco y me di cuenta que el 30% del valor del producto es envase, fui por unos pañales desechables y me encontré con una gama de productos para nenes que me sorprendió, pues está  todo dispuesto para consumo inmediato y desechable. 

Y así me acerqué a la cocina del supermercado, donde en infinidad de cajitas desechables y botecitos se detalla todo al consumidor, todo desechable.

Amable lector, ¿se ha puesto a pensar en la cantidad de dinero que tira de forma miserable, lo que afecta directamente a su bolsillo y de forma indirecta  genera contaminación ambiental?

¿Dónde acabaron  los pañales de tela que se usaban y le servían al bebé durante su crecimiento? Hoy es impensable lavar pañales. ¿Dónde acabaron esas mamás que cuidaban el presupuesto familiar y la economía? Ahora todo se compra desechable, desde los pañales pasando por toallitas húmedas y culeritos también desechables.

Pero pasemos a la triste realidad: casi todos los productos están en presentación  desechable, claro que están considerados los  precios entre el producto en bruto y ya procesado comercialmente.

Pero, ¿hacia dónde queremos  llegar? Todo es desechable y hasta los botellones de agua no se intercambian porque las roscas de los tapones son diferentes.

Volviendo a unos años atrás, antes de la entrada  de los supermercados  y del  cambio en la comercialización, las familias mantenían la sana costumbre de comprar casi a diario en la tienda de la esquina,  o bien tres o cuatro veces por semana. El pan se vendía en bolsas de papel de estraza (biodegradable), las tortillas de igual forma, el azúcar en bolsas de papel amarillas y por kilos, las galletas de soda, muy comunes en aquella época, se vendían en latas de metal que forraban con papel y en cantidades superiores a los tres kilos. Hoy se compran galletas en paquetes de cuatro cada una, como estuches de joyería fina, por lo caro que están las harinas, y en papeles de alumnio.  

Para la manteca,  se llevaba el bote  o frasco de vidrio y se  servía al detalle. Los refrescos y la cerveza se envasaban en  vidrio que era reusable. Cierto, los tiempos han cambiado y las necesidades  también, pero  era más sano y económico comprar. 

La contaminación está inundando al planeta, cierto hay algunos productos que se reciclan pero no todo lo desechable  se recicla, hay amas de casa  que ya no usan sus vajillas, sino puro desechable, desde el vaso hasta los cubiertos. Por Dios, qué nos pasa. No abusemos, basta de basura que se genera de forma inconmensurable.

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