Desinformación

Hay ocasiones en los que la falta de información genera información que no causa mayor daño, pero no es el caso cuando se habla de seguridad, salud o economía.

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La falta de información también genera información. Una de las características de la comunicación es que siempre se comunica, se quiera o no; así, cuando no se brinda información sobre un tema, más allá de terminar con especulaciones, se crean con más intensidad y quizá con información inflada y errónea.

Para muestra basta un botón: el tema del chikungunya. Yo no sé usted, pero yo ando con ganas de llevar la raqueta mata moscos a todos los lugares a los que voy. Y aunque las autoridades ya están saliendo a decir que todo está controlado y demás, la verdad es que durante mucho tiempo nadie dijo nada y empezaron a salir las fotos de los centros de salud llenos, la falta de abasto de paracetamol en las farmacias y los comentarios de que los moscos nos invaden. 

Esa falta de información y de control sobre lo que se decía ha generado alarma entre la población y si le aunamos que las fumigaciones y la descacharrización  masiva se realizó de forma tardía, o no se ha realizado, ya todos creemos que tenemos la terrible enfermedad. ¿O a poco no le ha pasado que le comenta a alguien que se siente un poco mal y ya le están diciendo que seguro es chikungunya? Ahora sí que extrañamos a Nerio Torres y su Recicla por tu Bienestar. Si la Sedesol hubiera retomado ese programa, electorero y todo, hace unas semanas, ahorita la percepción sería otra. La falta de información generó información alarmante. 

Ahora bien, ya que se realizó la mega descacharrización, el problema es que como se tiene que atender a toda la ciudad en poco tiempo y seguramente las autoridades no se dan abasto, por eso encontramos en las esquinas de las calles el montón de basura y cacharros. Mientras se recoge, se vuelve un mayor criadero de moscos.

Y es que cuando uno lo ve desde el punto de vista global, no podemos hablar de emergencia sanitaria, pero como estamos inmersos en una burbuja yucateca en la que tiene más peso lo que nos dijo Juanita, la señora de la tienda, que le dijo su sobrina, que le comentó su cuñada que vio el otro día que fue al centro de salud porque se había cortado, pues la alarma es inevitable. 

Debo confesar que casi toda la información que tengo sobre la enfermedad y el mosco transmisor la he obtenido del grupo de vecinos en Facebook. Está muy bonita y pegajosa la canción del chikungunya que sacó la Secretaría de Salud, pero no entiendo cómo es que todavía no se han difundido con más énfasis datos, no solamente para prevenir, sino números reales. 

Hay ocasiones en los que la falta de información genera información que no causa mayor daño, pero no es el caso cuando se habla de seguridad, salud o economía. Las autoridades no deben olvidar que esos son los temas que más nos preocupan y las especulaciones en esos rubros no le traen nada bueno a nadie.

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