En el Oriente se suele decir que para que las bendiciones le lleguen a una persona, ésta debe despertar la humildad  en su interior, ¿Pero cómo lo hacemos?

La humildad no simplemente significa que somos espirituales y que sabemos lo negativo de hablar con altivez. Es mucho más, es conectarse con la mente y el espíritu a fin de estar conscientes de que no tenemos nada que demostrar. A mayor nivel de artes marciales, más humildes debemos ser.

La capacidad de mantener en calma los pensamientos aun en momentos álgidos, no es tarea fácil, constantemente el ‘ego’ nos hará enfrascarnos en discusiones estériles tratando de ‘demostrar’ que tenemos la razón, que nuestro estilo de karate, kung fu, kenpo, etcétera, es el mejor, que sabemos más de determinados temas que los demás.

Sin embargo, trabajar en la humildad tampoco significa restringir nuestra reacción; cuando alguien nos hace algo negativo, tenemos el derecho y deber de defendernos, pero aun en esos momentos tan fuertes la humildad debe estar presente.

Existen tres niveles:

1.-Una persona nos molesta y contenemos nuestro impulso de responderle con insultos o peor aún, con golpes, pero por dentro estamos enojados.

2.-Además de contenernos estamos tranquilos por dentro y 

3.- Además de estar tranquilos por dentro bendecimos a quien trató de hacernos daño.

Para terminar, les  dejo la siguiente frase zen popularizada por Bruce Lee: "Sé como el agua, adáptate a cada situación".

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