AMOR

Sólo me entrego a ti, me fortifica;
eres mi lucha, mi pasión, mi ruego,
mi razón primordial y el mismo fuego
que me quema la sangre y purifica.

Necesito de ti, tu voz requiero,
tu mirada vivaz, interrogante;
tu compañía eterna y el instante
que me lleva hasta el éxtasis: te quiero.

En el andar corriendo de mis días,
en el insomnio verde mis noches,
en mis breves ausencias y alegrías.

Te quiero, como nadie te querría,
en la angustiosa  voz de mis reproches
y en la dulce canción de mi poesía.

AMISTAD

Sembrar una amistad con la simiente
bien puesta sobre el surco de la vida,
regarla diariamente sin medida,
poniendo en ese afán amor ardiente.

Librarla de malezas y de abrojos,
haciéndola crecer fresca y lozana
y verla florecer una mañana
con luz de eternidad en lirios rojos.

Tornarla en hermandad comprometida,
cual símbolo filial de amor y vida
forjado en un encuentro venturoso.

Y darla en plenitud, sin miramientos,
en prueba de los nobles sentimientos
que animan nuestro ser maravilloso.