Una semana falta para que la XIV Legislatura de Quintana Roo asuma funciones, y los retos que tiene enfrente, aunque parecieran sencillos, serán tan importantes que marcarán el rumbo político de la entidad para los próximos años.

Hasta ahora, las noticias de los diputados que asumirán labores el próximo 14 de septiembre se han centrado en la especulación con respecto a quién presidirá la Gran Comisión del Congreso del Estado, entendiendo que, hasta ahora, quien así lo ha hecho se le considera el líder de la Cámara local, aunque para el caso en la legislatura que entra pudiera ocurrir una simbiosis sui géneris, teniendo un presidente que controle lo administrativo y un líder de fracción del Partido Revolucionario Institucional (PRI) que conduzca lo político.

Ya si José Luis Toledo Medina o Pedro Flota Alcocer ocupan uno u otro rol será cuestión de las decisiones que la coyuntura oriente, y en cuanto a los demás partidos no se muestra que tengan mucha dificultad para definir sus tareas; pero lo que verdaderamente importa son las tareas que les espera a los legisladores entrantes, independientemente del cargo y el partido; pues de entrada les tocará analizar información fundamental para el desarrollo de Quintana Roo, y tomar las decisiones respectivas.

Por ejemplo, el gobernador del estado, Roberto Borge Angulo, presenta su segundo informe de gobierno el 9 de septiembre ante la XIII Legislatura, y el 14 del mismo mes entran en funciones los diputados de la XIV Legislatura; luego entonces, ¿a quién le corresponderá finalmente el análisis del documento en cuestión?.

Si fuese a la legislatura saliente, será que le basta una semana para analizar a conciencia y aprobar la glosa del informe de gobierno. Y si fuera la nueva legislatura, ¿estarán los diputados en condiciones de conocer, analizar y aprobar los documentos que se presenten? Más aun, si tuviese que comparecer algún secretario del Gabinete, ¿pudieran unos acudir con la XIII y otros con la XIV legislaturas? Sin lugar a duda la coyuntura es sumamente interesante, ante todo por este escenario novedoso.

Y lo anterior constituye tan sólo el inicio de las tareas que esperan a los nuevos diputados, pues también les esperan trabajos que, aunque menos complicados, serán de todos modos fundamentales para el desarrollo político de Quintana Roo, como las adecuaciones a la Ley Electoral del estado y la renovación de los órganos comiciales de la entidad, ya sea derivado de las reformas nacionales o por la conclusión de los cargos de los actuales funcionarios.

Aunado a lo ya señalado, deberá también revisarse la normatividad respectiva y las aprobaciones que deban hacerse ante las reformas financiera, energética, fiscal y todas las que deriven del Pacto por México; en fin, se requerirán mucho más habilidades políticas que capacidades administrativas en esa travesía legislativa.

Se entiende que la coyuntura actual exige en primer término racionalidad en el gasto por parte de todos los órdenes y entidades de la administración pública, ante lo cual por cierto estará por verse si los diputados, en correspondencia con las medidas adoptadas por el Ejecutivo estatal, también se reducen el sueldo y los gastos del Congreso local; pero también es cierto que la nueva configuración geopolítica de Quintana Roo exige la mesura y experiencia política en la conducción de uno de los Poderes fundamentales del Estado.

Esperemos pues, la reconfiguración del Legislativo local, mantengámonos atentos de las decisiones tomadas en su seno y exijamos desde ahora que los trabajos pendientes se cumplan a cabalidad, pues ante la guerra de “egos” no será una tarea sencilla, se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.

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