Dolores de espalda, cuello, muñeca, dedos y el denominado Túnel Carpiano se ha acentuando en las personas,  por el uso constante y desmedido de tecnologías propias  de la vida diaria e incluso cruciales para el desempeño de algunos trabajos.

No podemos negar que al menos  uno de estos “achaques” lo hemos sufrido, independientemente de la edad, porque actualmente los niños tienen contacto con la tecnología  desde antes de cumplir el año. El problema está ahí, las recomendaciones también, ya saben: mejorar la postura,  bajar la dosis del uso de estos dispositivos, en fin. 

La pregunta es: ¿qué tan dispuestos estamos a dejar nuestros equipos para mejorar la salud? Esto se ha convertido en un problema de desorden tan profundo en algunos casos y equiparable con los relacionados con la comida, la bebida, el ejercicio. Todo en exceso es malo. Entonces, ¿qué hacer?  Vamos de a poco. 

Si son niños, el trabajo inicial es de los padres para establecer horarios; adolescente y jóvenes hay que pensar que es momento de equilibrar la presencia virtual y presencial en sus smartphones para reducir el impacto negativo en el cuerpo, y aquellos que necesitamos de la tecnología para el trabajo bajemos su  empleo fuera de los horarios laborales. Por mi parte hoy inicio sustituyendo el whatsapp y Twitter por un libro para aprovechar el tiempo en el transporte público.