Domingo siete y sus diez lecturas

La elección del domingo siete tiene diversas lecturas desde la óptica del comportamiento de los electores; las estrategias de los partidos políticos y los afanes del gobierno para apuntalar un triunfo dirigido o inducido.

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La elección del domingo siete tiene diversas lecturas desde la óptica del comportamiento de los electores; las estrategias de los partidos políticos y los afanes del gobierno para apuntalar un triunfo dirigido o inducido.  En su conjunto el resultado se tradujo en un previsible triunfo arrollador del PRI, pero las cifras obtenidas en las urnas revelan más que simples números de  papeletas cruzadas.  

1.- La primera lectura es muy simple y por consiguiente obvia: el abstencionismo volvió a mostrarse como virtual triunfador de los comicios locales del 2013. Una tendencia que desde luego se ha mantenido casi como una constante y que tiene un beneficiario directo: el PRI. Desde esta perspectiva resulta interesante inferir que en Quintana Roo los procesos locales no han logrado por lo general, motivar a una ciudadanía tradicionalmente apática a la hora de emitir el sufragio, situación que se observa de manera contraria en los últimos tres procesos federales para elegir presidente de la República.

2.- Los candidatos independientes en los hechos no lograron obtener tan siquiera el dos porciento del padrón electoral respectivo que por ley les fue requerido necesariamente para obtener su registro por parte de la autoridad electoral. En otras palabras resultaron ser una falacia y por lo tanto un dispendio inútil para el erario público. Gelmy Villanueva, candidata en ese tenor a la presidencia municipal de Benito Juárez logró acreditar nueve mil muestras de apoyo ciudadano ante el órgano electoral – o al menos eso se afirmó de  manera oficial- pero en el campo de la contienda electoral sólo pudo llegar a contabilizar 2,876 votos con el 91.60 por ciento de las casillas computadas. En el caso de los candidatos independientes al Congreso del Estado sólo uno obtuvo más de mil quinientos votos y los demás no pudieron alcanzar el millar.

3.- La falta de conocimiento político y la ingenuidad de un amplio sector de la ciudadanía quedó de manifiesto al creer a pie juntillas que Antonio Cervera León era en realidad un candidato ciudadano, desligado totalmente de cualquier partido y de los políticos ladrones y sinvergüenzas que éste, al menos en el campo de la mercadotecnia electoral, señalaba con índice de fuego. El candidato desde luego, se abstuvo de aclarar que Movimiento Ciudadano es un partido político legalmente constituido y que obviamente está dirigido por políticos, algunos de ellos con pasado priísta.   

Pero el óptimo resultado en número de votos alcanzado por Movimiento Ciudadano en Cancún tuvo otras lecturas aleatorias: una  inteligente campaña de mercadotecnia aunado a la necesidad natural de los votantes de  inclinarse ante lo que no oliera a partidos políticos, se tradujo al menos en el aseguramiento de una regiduría para su candidato a la alcaldía, quien sobra decir es empresario reconocido de la publicidad en la Rivera Maya y Cancún y ex funcionario público en la administración municipal que en esta ciudad encabezó el priísta  Carlos Cardín Pérez hace más de una década y media.

4.-  Las candidaturas independientes, en el contexto de la elección del domingo siete, posee otra lectura: Si no se cuenta con el respaldo de un partido político o no se es empresario millonario no tienen nada que hacer éstos en una contienda electoral, aún cuando se posea el crédito de ser un personaje con trabajo político o ampliamente conocido en la comunidad. Ello explica la pobre votación a favor de Eduardo Galavíz Ibarra, hombre honorable, fundador del PAN y ex secretario del ayuntamiento de Cancún en dos administraciones municipales distintas; de la villanuevista y comunicóloga  Niza Teresita Puerto Paredes y de la propia Gelmy Villanueva Bojórquez quien fue pionera del Frente Único de Colonos, dirigente de una corriente política al interior del PRD  y diputada en la XI Legislatura local.

5.- Algunos candidatos acrecentaron equivocadamente sus expectativas personales o se dieron cuenta que no es lo mismo competir con el poder y el dinero de su lado que ir sin mayor arropamiento que el que les fue prometido. Sólo así se entiende que no fueran capaces de alzarse con la victoria el ahora petista Gregorio Sánchez Martínez y su ex ahijado el perredista Gerardo Mora Vallejo, quienes alardeaban en la elección local pasada, de contar con miles de seguidores en toda la geografía del estado.   

6.- La cátedra del “divide y vencerás” con su parte práctica demostrada el domingo siete no merece mayores comentarios, salvo que no lo es todo para ganar una elección, pues en el caso de Cancún y aún cuando la izquierda hubiese ido unida en este proceso electoral –PRD, PT y Movimiento Ciudadano- sumada al PAN y todavía con los votos de la candidatura independiente representada por Gelmy Villanueva, no hubiesen logrado derrotar al PRI, pues en conjunto habrían alcanzado 75,855 votos contra  86,434 del tricolor (cifras que han sido consideradas  del  91.60 por ciento del padrón electoral contabilizado un día después de la jornada electoral y publicadas en la página oficial del Ieqroo).

7.- Una reflexión especial y a fondo merecerá el caso Cozumel, pues sólo podría entenderse una derrota electoral de su candidata al Congreso local, si ésta fue prevista en el “plan b” por los operadores políticos del oficialismo para darle entrada en las plurinominales al líder estatal del PRI, Pedro Flota Alcocer.  Cualquier otra lectura sólo le compete a quienes avalaron la candidatura de Lilia Mendoza.

8.- Cancún posee el más amplio margen del padrón electoral de Quintana Roo, de ahí que quien gane Cancún podría estar – al menos hipotéticamente- con posibilidades reales de disputar la gubernatura del Estado. En consecuencia la elección del domingo siete fue más allá de la visión corta de recuperar para el PRI  la alcaldía o de retenerla para la coalición de facto PAN-PRD. La derrota del PRD  no sólo lo fue para el partido del sol amarillo, sino sobretodo y de manera específica para el alcalde Julián Ricalde Magaña y para su hermana Alicia, quienes difícilmente se recuperarán de la debacle electoral.

9.- En ese sentido el candidato triunfador Paul Carrillo de Cáceres se convierte automáticamente en un prospecto fuerte para disputar la candidatura a la gubernatura del Estado dentro de tres años en una elección que afortunadamente para el PRI no se empatará a la elección para elegir presidente de la República. El nombre del virtual nuevo alcalde de Cancún se suma al de otros dos que también lograron el triunfo electoral en la elección del domingo siete: Freddy Marrufo en Cozumel y Mauricio Góngora en Solidaridad pero sin descartar a Eduardo Espinosa Abuxapqui de Chetumal.

10.- Por último, las cifras de la votación obtenida el  domingo siete, traducidas en un carro completo de facto para el PRI, tendrán un resultado favorable para el futuro político del gobernador del Estado, Roberto Borge Angulo.         

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