Esta semana los errores y horrores en las redes sociales de parte de funcionarios de los tres niveles de gobierno me hicieron preguntarme si de verdad utilizaron su masa encefálica los que debían y para qué sirven los grupos de asesores y equipos de monitoreo que tienen si no cumplen con la sencilla labor de recordarle a tiempo a sus jefes lo que deben hacer como autoridades.

Ahí está el caso de la Jefa de Oficina de Gobernación del Ayuntamiento de Mérida, Alejandra Gasque Cáceres, quien el 25 de febrero pasado emitió el twitter: “Ojalá todos los waches y foráneos exiliados en Mérida se enronchen, deshidraten y derritan de calor y regresen a sus lugares de origen”.

Como broma fue muy pesadita, como realidad, esta funcionaria debió ser sancionada por ser discriminatoria, pero no vi ninguna reacción de ninguna autoridad, menos reclamo de asociaciones civiles que acostumbran rasgar sus vestiduras por menos.

Ya en este carril, no puedo dejar de expresar mi extrañeza por el manejo de la imagen del gobernador en las redes sociales. No sé, tal vez me había acostumbrado a ver que la primera autoridad estatal era de las primeras en reaccionar y emitir comentarios e incluso felicitaciones al poco tiempo –minutos a veces- de los acontecimientos, no un día después.