¿Dónde vamos a parar?

Primero hicieron el cambio de mandos y después han venido las tomas de protesta de los Consejos Políticos Estatales, de los Comités Directivos Municipales y de los comités de cada organización partidista.

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Cuando uno se esfuerza de más por demostrar que las cosas están bien es cuando peor están. Bien dicen que la gente que más alegre aparenta ser es la más triste y deprimida. Por supuesto no hay que generalizar, pero en el caso del PRI estatal, definitivamente creo que estamos ante el primer supuesto. 

Primero hicieron el cambio de mandos y después han venido las tomas de protesta de los Consejos Políticos Estatales, de los Comités Directivos Municipales y de los comités de cada organización partidista. No sé cuánto duró cada actividad, pero ha parecido que lo único que hace ese partido es andarle tomando protesta a cuanto grupo se deje. Y ahora salen con la famosa consulta ciudadana para eliminar el número de pluris… ¡como si hiciera falta la consulta! 

Entiendo que la intención es dar la percepción de un partido organizado, pero ¿cómo lograrlo cuando en el interior se están haciendo pedazos? Cuando no es secreto que la pelea por las candidaturas está más que despiadada, con aspirantes que cada vez se descaran más y a quienes vemos jalando cada quien para su lado. ¿Cómo hablar de unidad, si es evidente la ruptura entre los grupos? Es más, cómo podemos hablar de liderazgo, cuando parece que pesa más el líder de cualquier organización que el propio presidente.

El fuego amigo es cosa de todos los días y, a como va todo, no se va a terminar ni con el anuncio de candidatos, ni con las campañas, ni con los triunfos o derrotas. Si acaso, se hará más fuerte porque no ha habido un verdadero trabajo de unidad.

Con el cambio de gobierno, aunque priistas todos, vino el cambio de gente importante. Los que estaban en la cima ahora están relegados o exiliados y eso creó rencores que hasta la fecha no se han podido limar. 

El anticipo en la carrera por las candidaturas, que apenas debería haber empezado, evidenció que la competencia no es PRI-PAN, es PRI-PRI. Son los de Rolando contra los de Ivonne y los de Jorge Carlos; los de los Alonzo contra los de los Zacarías; los de los Castillo contra los de los Quintal y así póngale los nombres y apellidos de su localidad. 

Y no es que una sea ingenua, por supuesto que en todos lados hay grupos e intereses, pero pareciera que los papeles se han volteado. Mientras en el PAN pareciera que ya todos están de acuerdo en que el candidato principal será Raúl Paz; en el PRI están en plena competencia. 

También puede ser que nos estemos equivocando todos y la verdadera intención del PRI sea perder Mérida. Si es así, van por buen camino. Quizá lo que quieren es regresar triunfantes en el 2018 y arrasar con cuanto puesto de elección popular se les ponga enfrente, no lo sabemos. 

Ahora sí que, como dijera Marco Antonio Solís, “El Buki”, ¿a dónde vamos a parar? Yo creo que vamos a parar en unas elecciones que interesen muy poco a la ciudadanía.

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