Dos temas polémicos y una sociedad pasiva
Los matrimonios igualitarios y la empresa Uber, son dos temas que han generado opiniones encontradas y que manifiestan intereses opuestos.
En estos días hay dos temas que están rondando casas, oficinas y otros espacios de la sociedad yucateca: el primero es el de los matrimonios igualitarios y el segundo la empresa Uber, que emplea una plataforma tecnológica para dar el servicio de transporte mediante un convenio entre particulares y cuya presencia ha incomodado a los taxistas tradicionales.
Son dos temas que han generado opiniones encontradas y que manifiestan intereses opuestos: por un lado, en el caso de Uber, el de los que enarbolan la bandera de la libre empresa contra el de los que se quejan de competencia desleal por parte de esa firma y, por el otro, el de la propuesta presidencial para incluir en el artículo 4º de la Constitución como un derecho humano el tema de los matrimonios“ entre personas”, para dar sustento en la máxima ley del país a los criterios de la Suprema Corte de Justicia que declaró inconstitucionales las leyes estatales que prohíben el matrimonio homosexual.
Reflexionando en torno a estos dos asuntos y tratando de ver todos los ángulos, me parece que reflejan lo que somos actualmente como sociedad. Respecto al primer tema, vemos a un gobierno que regula los cambios sociales y dispone el acatamiento de sentencias judiciales (lo planteo así sin calificar si está bien o mal, si afecta la moral, las buenas costumbres o los principios y valores de cada ser) y también encontramos fracciones de la sociedad que declaran su conformidad y aceptación y grupos inconformes.
Ante el segundo tema, hallamos a un gobierno que le pone pausa o alto a lo inevitable y una sociedad pasiva, que no va por lo blanco ni por lo negro...
Lo que trato de expresar es que no pretendo calificar quiénes están bien y en lo correcto y quiénes están mal y equivocados.
Lo que ocurre es mucho más profundo de lo que alcanzamos a ver. Las acciones realizadas en ambos temas solamente ponen en un termómetro los alcances de nuestra libertad, la capacidad de respetar y nuestras ganas de participar en asuntos públicos. Así son las cosas en estos tiempos, así las queremos, así somos en nuestro México, y si estoy equivocada... demostremos lo contrario.