De nueva cuenta, al revelarse los resultados de la prueba aplicada en 2015 del Programa Internacional para la Evaluación de los Alumnos (PISA), que ubican a México en el último lugar de las 35 naciones que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), se observa con preocupación un estancamiento de más de 10 años en el desempeño de los jóvenes de 15 años, dejando en claro que no hemos mejorado y tampoco empeorado, a pesar de las reformas en educación básica implementadas con la RIEB desde 2006 y posteriormente en 2009 y 2011.

Según reconoció el INEE, la “fuerte inercia que caracteriza los sistemas educativos lleva a reiterar la idea de que no es fácil que se den cambios bruscos en los niveles de aprendizaje de los alumnos,  sobre todo en el caso de sistemas de grandes dimensiones”, pero aplicar un modelo educativo único y estandarizado para todas las regiones del país implica cambios profundos como: mejorar las condiciones del entorno en que viven los estudiantes indígenas, reducir la desigualdad social, propiciar el desarrollo humano y bajar las cifras de pobreza. Pero eso no es todo, debemos mejorar también la incidencia en la escuela con mejores planes y programas de estudio que atiendan las necesidades de la población para su desarrollo, escuelas mejor equipadas, buenos materiales didácticos y, sobre todo, mejores prácticas docentes, con profesores más capacitados.

Mejorar la calidad de la educación va a demorar más de una década. Llevamos dos generaciones con retraso académico y tecnológico, incapaces de competir y enfrentarse a los retos actuales de la sociedad globalizada. No podemos seguir en las escuelas con el pase automático de grado. Debemos buscar estrategias para que los padres se hagan más responsables de la educación de sus hijos, hay que romper ese círculo vicioso y dejar de culpar a los maestros de nuestra desgracia educativa; bien claros y contundentes fueron los primeros resultados de la evaluación docente aplicada por el INEE, en donde un alto porcentaje de maestros salió con desempeño alto. 

¿Qué pasa en las casas cuando la escuela se vuelve la caja de resonancia donde afloran la violencia y la discriminación entre los estudiantes? Urgen psicólogos y profesionales para implementar las Escuelas de Padres en todos los planteles educativos. ¿Podrá México esperar seis años más?