Educar para conservar

El incremento incesante de la población humana impacta sobre el planeta y representa una carga ambiental considerable.

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La percepción que normalmente tenemos del medio natural es parcial y no global, es inmediata y no de largo plazo. Durante demasiado tiempo se creyó que era infinita la disponibilidad de recursos naturales al alcance del hombre e infinita también la capacidad de la naturaleza para reciclar los desechos de la actividad humana.  

Esa creencia es errónea, las consecuencias ambientales de la actuación humana en el planeta son ya claramente perceptibles; es urgente corregir esa visión egocéntrica y modificar las actitudes destructivas para recuperar lo antes posible una interacción armónica con el medio ambiente y asegurar para las generaciones venideras un mundo hospitalario o, al menos, no totalmente hostil.

En nuestros días, la humanidad se encuentra inmersa en una compleja crisis ambiental, con múltiples manifestaciones de deterioro y agotamiento, producto de una interacción del hombre con su medio regida por una visión antropocéntrica y predatoria, que lo lleva a explotar ilimitadamente su entorno natural, sin tomar en cuenta que él también depende de los complejos procesos naturales para sobrevivir.

La acción formadora de la Educación Ambiental muestra el camino para corregir el manifiesto desvío de nuestra actual civilización, que paradojalmente destruye la naturaleza pero posee los conocimientos de una correcta gestión ambiental. Si se dejan de lado los mezquinos intereses de corto plazo y se atiende a los verdaderos intereses humanos de largo plazo, se podrían aplicar los conocimientos científicos y tecnológicos que poseemos y los principios éticos que decimos sostener para comprender y realizar las complejas interacciones del hombre con su medio, bajo el signo positivo de esa correcta gestión ambiental, que no es explotación insensata ni ecologismo paralizante, sino el justo medio del desarrollo sostenible.

No cabe duda de que el incremento incesante de la población humana impacta sobre el planeta y representa una carga ambiental considerable.

A largo plazo, si continúa la expansión poblacional, la situación puede tornarse insostenible. Pero hay dos factores que pesan más: las tecnologías desarrolladas por las sociedades opulentas, responsables de buena parte de la contaminación y deterioro ambiental, y la extrema pobreza de grandes masas de la población, que las priva de los medios y los conocimientos para obtener recursos del medio ambiente natural sin destruir sus posibilidades de recuperación.

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