Agosto concluyó con dos actividades para las personas adultas mayores, una en el Siglo XXI, a cargo del DIF estatal, y la otra en la Casa del Pueblo, organizada por el PRI.

En ambos eventos pudimos apreciar el deseo de superación de los adultos mayores y de las personas con discapacidad. 

Pero fue el común denominador en los eventos que comentamos que ninguno de las y los participantes en las actividades, académicas o artísticas, se dejó vencer por la adversidad a la que se enfrentan, antes bien demostraron sus deseos de superación con alegría y entrega, dando buen ejemplo de lo que es participar en la vida de la comunidad con bailables, cantos, sin importar que alguno o alguna de las y los ejecutantes lo hiciera desde una silla de ruedas.

Si eso no es demostrar las ganas, el deseo de vivir a plenitud, no sé qué pueda ser.

No olvidemos que las y los adultos mayores y las personas con discapacidad están entre los grupos vulnerables, por lo que el Estado mexicano ha emitido la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores y en nuestro Estado están la Ley para la Protección Social de las Personas en Edad Senescente del Estado de Yucatán y la Ley Para la Protección de los Derechos de las Personas con Discapacidad.

Todas y todos debemos conocer estas leyes que fueron hechas para proteger los derechos de estas personas, pero se nos antojan leyes de letra muerta si las desconocemos.

Debemos respetar las leyes correspondientes, pero también debemos de darle a nuestros adultos mayores y a las personas con discapacidad algo más con los complementos de solidaridad y amor, para hacer válida esa parte tan hermosa de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en su Artículo Primero: Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.