El agosto de los taxistas

Ciertos taxistas de Chetumal se despacharon con la cuchara grande este 24 y 25 de diciembre...

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Ciertos taxistas de Chetumal se despacharon con la cuchara grande este 24 y 25 de diciembre, aumentando las tarifas a placer para cobrarse a lo chino, aprovechando la necesidad de usuarios que no tenían alternativa para llegar a su destino, y sobre todo la falta de autoridad que los meta en cintura.

No se vale este tipo de conductas, ya que los usuarios carecen de la alternativa del transporte urbano, por lo que son una población cautiva de un servicio de transporte habitualmente colectivo, ya que el ruletero va aceptando pasajeros a lo largo de la ruta.

Muchos pasajeros reportaron abusos en el cobro, aumentado hasta en más del 200 por ciento la noche del 24 y al día siguiente, cuando la ciudad luce desierta y todo mundo se concentra en sus hogares para reanudar la convivencia.

Lo peor es que los clientes no tuvieron alternativa, ya que el cobro excesivo les fue informado al momento de concluir el recorrido. La justificación: para los taxistas implica un esfuerzo sobrehumano laborar en estos días de retiro espirituoso, precisamente cuando todo mundo disfruta en compañía de familiares y amigos.

Hasta cierto punto el ruletero hace un esfuerzo enorme, ya que sin tregua desempeña su pesada labor, con todo ese desgaste físico que les provoca fuertes e insoportables dolores en la espalda. Pero el aumento de las tarifas a voluntad es un abuso que no debe ser solapado por las autoridades que supervisan al transporte público.

En todo caso, se debe dejar la opción de entregar propinas en función de la calidad del servicio ofrecido. Así puede ser recompensado el taxista que ayuda al ama de casa a colocar en la cajuela las bolsas de las compras de ocasión, o el conductor que ayuda a subir la silla de ruedas, o el que ayuda a ubicar un domicilio impreciso, preguntando a los vecinos hasta dar en el blanco.

Acostumbrarnos a estos atracos con las tarifas infladas a placer sería un error, ya que se estaría dando campo libre a los abusos, precisamente cuando muchos chetumaleños tienen sus bolsillos anémicos, y con pronósticos desoladores para este 2014 que está a la vuelta de la esquina.

Y hablando del transporte público, el Ayuntamiento capitalino tendrá que tomar al toro por los cuernos para reactivar un transporte eficiente y que cubra todas las rutas. Y es que desde principios de abril de 2012 esta ciudad no cuenta con un sistema de transporte urbano en toda forma, habitual en muchas capitales.

Como se recuerda, la empresa concesionaria Bahía, filial de ADO, se retiró porque el Ayuntamiento no le autorizó un aumento de dos pesos en su tarifa. Desde entonces el transporte urbano es un anhelo para miles de usuarios, obligados a tomar taxi para llegar a sus centros de trabajo, escuelas y hogares.

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