El Chayo, morir dos veces

La eliminación del jefe de Los caballeros templarios, el domingo, y la del delincuente más buscado del mundo, Joaquín Guzmán Loera, El Chapo Guzmán, quince días antes en Mazatlán, son dos éxitos de este gobierno.

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Hasta su sombra le gana. Florestán

El viernes 10 de diciembre de 2010, el secretario técnico del Consejo Nacional de Seguridad Pública y vocero de seguridad, Alejandro Poiré, salió a anunciar la muerte de Nazario Moreno, El Chayo, jefe de Los caballeros templarios.

De acuerdo con la información detallada luego en un comunicado de ese mismo consejo, El Chayo había sido abatido por elementos de la Policía Federal, tras un intenso enfrentamiento.

Dijeron que la confirmación la tenían a partir de comunicaciones de radio interceptadas a La Tuta, su segundo, en el que hablaban de su muerte.

Así lo ratificó al día siguiente el jefe de la Policía Federal y operador de Genaro García Luna, Luis Cárdenas Palomino, y unos meses después, el presidente Felipe Calderón, en su quinto Informe de gobierno, el 1 de septiembre de 2011.

Desde entonces se plantearon dudas sobre esta muerte, toda vez que nunca tuvieron el cadáver, pero los responsables de la seguridad nacional lo anunciaron y ratificaron con tal vehemencia, que quedó la percepción de que El Chayo, efectivamente, había muerto en aquel enfrentamiento en Michoacán.

Con los meses, en la Tierra Caliente de Michoacán, donde todos se conocen, se comenzó a correr la versión de que Nazario Moreno vivía. No era la primera vez que se decía que un jefe criminal dado por muerto vivía escondido y con otro nombre, lo que en este caso resultó cierto, tanto, que el domingo al mediodía se anunció la muerte del mismo Chayo y la confirmación de que, obviamente, nunca lo mataron, como falsamente se informó en 2010.

La eliminación del jefe de Los caballeros templarios, el domingo, y la del delincuente más buscado del mundo, Joaquín Guzmán Loera, El Chapo Guzmán, quince días antes en Mazatlán, son dos éxitos de este gobierno, objetivos que persiguió y no obtuvo el anterior y que, si bien, como se dice, no resuelve el problema de fondo, son los más fuertes mensajes que el crimen organizado y la sociedad, toda, hayan recibido en los últimos tiempos.

retales

1. Se busca. La PGR tiene apuntado el nombre del ex subdirector de servicios marinos de Pemex, el campechano Mario Ávila, que estuvo en ese cargo durante el escandaloso, sospechoso auge de contratos a Oceanografía, de 2010 a 2012;

2. Regreso. Jesús Murillo fue y regresó de Quito, donde acompañó al presidente Peña Nieto, en menos de 24 horas, para llegar a tiempo a su comparecencia, ayer a las 6 de tarde, en la Cámara de Diputados, al lado de Emilio Lozoya; y

3. Y más. Ahora se sabe que Oceanografía no solo defraudó a Banamex, con 585 millones de dólares, al IMSS, al Infonavit, al sistema de Afores y a los trabajadores, sino también al Banco Nacional de Comercio Exterior, con más de 25 millones de dólares y 30 millones más de pesos. 

Nos vemos mañana, pero en privado.

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