El chiste sin gracia

La popularidad es un arma de doble filo tanto para quien la ostenta como para quienes la envidian o desean...

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La popularidad es un arma de doble filo tanto para quien la ostenta como para quienes la envidian o desean. En las redes sociales este fenómeno es tan peligroso y efímero como en la vida real, aunque sus consecuencias son más duraderas.

La naturaleza del internet, donde incluso el peor chiste puede transformarse en una tendencia o moda, hace posible que ciertos personajes urbanos cobren notoria popularidad y aceptación. Blogger, vloggers, “tweet” o “facestars” adquieren tal influencia en el público que se les toma como referencia de conducta en la red y en la vida cotidiana, en ocasiones, cayendo en el endiosamiento con todas sus funestas consecuencias.

Personajes como @werevertumorro, @Hola_SoyGerman o @sopitas, tienen mucho peso en las redes sociales. Nos guste o no, sus acciones generan nota y sus métodos son estudiados para explicar la difusión de ideas en internet a los nuevos estudiantes de comunicación y periodismo, sin tomar en cuenta que estos fenómenos –porque tal cosa son-, representan no una “reglas”, sino “excepciones”, que malinterpretados generan descalabros entre quienes consideran imitar la veta del chiste simple en sus cuentas de Twitter o Facebook.

Estas y muchas más “estrellas” de la internet tienen el común denominador de hacer reír con comentarios sencillos o la interpretación graciosa de situaciones cotidianas, que de no ser por su personificación, carecerían de chiste. Hasta acá no existe problema, pero el asunto se complica cuando, debido a su popularidad, otras cuentas o personas entran al ruedo buscando sacar la sonrisa al usuario de las redes sociales, sin tomar en cuenta la naturaleza de la cuenta que están manejando.

Ejemplo de esta situación ocurrió en estos días con el Museo Nacional de Arte, @MUNALmx, cuando lanzó el siguiente “tweet”: “A 52 años de muerta, recordamos a Marilyn Monroe con una foto ‘donde se ve que no era rubia natural’ #ColecciónMUNAL…”, y adjuntaba una fotografía de la actriz tomada, por cierto, por un fotógrafo mexicano, en su visita a México en 1952, vistiendo minifalda y sentada en comprometida pose. Obviamente, ante los señalamientos y burlas de varios usuarios, el mensaje fue eliminado, quedando sin embargo en evidencia gracias a una captura de pantalla.  ¿Cuál fue el problema? A nuestro parecer, la falta de criterio de quien maneja la cuenta del Munal, pues en un lapsus brutus se dejó llevar por la tendencia a publicar “chistes sin gracia” para ganar el aplauso sencillo como en las cuentas antes mencionadas, olvidando que la cuenta que maneja no es la de un usuario cualquiera, sino la de una prestigiada pinacoteca.

Todos tienen el derecho de ser uno mismo o el personaje que deseen en internet, pero se debe tener cuidado de saber serlo para que los chistes que deseemos dar a conocer, causen gracia y no lástima. 

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