El circo de los circos

Fíjese el nivel en el que nos estamos manejando. Todavía no terminamos de recibir la información cuando ya estamos vaciando el estómago en odio y rechazo.

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Muchas gracias a todas las personas que están firmando en la página de A Favor de lo Mejor y a las que están apoyando a Bárbara Anderson y a Katia D’Artigues para presionar a los legisladores en un asunto tan importante como el de la reforma en materia de telecomunicaciones.

No se vale decir que la gente se está distrayendo con el Mundial de futbol nada más para aparentar superioridad intelectual. Hay que hacer algo.

Y mientras esto pasa en un lado, yo quisiera hacer una aportación en relación a una de las noticias más trascendentes de los últimos días.

¿Cuál? La de la aprobación de la ley que prohíbe los circos con animales en la Ciudad de México.

¿En qué consiste esa aportación? En abrirle a usted los ojos, aunque viva en cualquier otra región.

¿Qué fue lo que pasó? Que gracias a una iniciativa del Partido Verde los legisladores de la capital del país aprobaron una ley que va a impedir que se sigan presentando circos con animales en el Distrito Federal.

Tan pronto salió la nota, cundió el pánico. ¿Por qué? Porque una noticia así es un manjar para cualquier persona, ya no se diga para los opinadores profesionales.

Tal y como era de esperarse, lo primero que salió fueron los chistes sobre si se iban a prohibir los animales en los diferentes niveles de nuestro gobierno.

¡Pues claro! ¡¿Qué mejor ocurrencia que aprovechar el punto para decirle animales a nuestros legisladores?!

¿Se darán cuenta todas esas personas que al utilizar el calificativo animal para atacar a otros lo único que están haciendo es justificar esta ley y apoyar la promulgación de otras?

Inmediatamente después de lo que le acabo de contar sucedió algo igual de predecible: infinidad de comunicadores reaccionaron con furia.

¿Por qué? Porque, por ejemplo, cómo era posible que se atacara a los circos y no a las corridas de toros. ¡¿Cómo?!

Fíjese el nivel en el que nos estamos manejando. Todavía no terminamos de recibir la información cuando ya estamos vaciando el estómago en odio y rechazo.

Una ley contra los circos con animales es una ley contra los circos con animales, no contra las corridas de toros o contra cualquier otra cosa.

¿Por qué necesariamente un tema nos tiene que llevar al otro? ¿Por qué no esperamos a que, cuando se haya terminado de aplicar una ley, aparezca la otra?

No hay legislación en el mundo que pueda resolver todos los temas de trancazo, y rechazar una ley contra los circos con animales por el simple hecho de que no haya otra contra lo que a usted o a mí se nos ocurra es un dato que, en lugar de ayudar, perjudica.

¿En qué me baso para decirle que perjudica? En que ahora, gracias a todo esto, los señores de las corridas de toros ya se están preparando para que nunca los cancelen y los trabajadores de los circos están a punto de tomar las calles.

¿Eso era lo que queríamos? ¿Ayudar a los toreros? ¿Violentar a la comunidad circense?

Por supuesto que no hay cirquero en sus cinco sentidos que vaya a estar de acuerdo con esto y que esa industria se va a defender. Está en su derecho, pero para eso hay otras instancias, no los medios ni las redes sociales.

Nosotros, como ciudadanos, debemos tener otro papel. Debemos ser menos impulsivos.

Para mí, la verdadera nota de la ley contra los circos con animales no tiene que ver ni con los circos ni con los animales. Tiene que ver con el Partido Verde.

Ojo, a partir de la aprobación de esta ley, ya no estamos hablando de un partido chico incapaz de conseguir lo más mínimo en términos legislativos.

No, ahora ya estamos hablando de un partido grande, fuerte e influyente capaz de abrir debates, de mover multitudes y de provocar cosas.

¿Sabe usted lo que esto significa en términos políticos? ¿Sabe usted lo que esto representa justo ahora que a los gobernantes de las izquierdas los reciben a botellazos?

Estemos o no de acuerdo con esa ley, esto es un cañonazo y si las cabezas del Verde se mueven como se tienen que mover, conseguirán más cosas, muchas más.

Aquí está lo importante de todo este asunto, no en los circos, no con los animales. Bienvenido, Partido Verde, a las ligas mayores.

Vamos a ver en qué termina esta historia. Por lo pronto, alguien ya se salió con la suya y no es ni del PRI ni del PAN ni del PRD. ¿O usted qué opina?

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