El colapso de Chetumal

La única posición que ha estado y seguirá estando en manos de chetumaleños: el Ayuntamiento capitalino de Othón P. Blanco...

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La única posición que ha estado y seguirá estando en manos de chetumaleños: el Ayuntamiento capitalino de Othón P. Blanco, va de mal en peor en todo lo que debe ser atendido por sus autoridades y que está en las calles: basura, auge del delito, transporte urbano, bacheo de calles, alumbrado público.

Y si bien en materia de seguridad pública se cuenta con el respaldo oficial de la Secretaría Estatal de Seguridad Pública, esta ha dejado de gravitar al deslindarse por completo de sus tareas de patrullaje y presencia en zonas conflictivas, lo que explica la proliferación de delitos, culminando hace dos días con la ejecución de una pareja en una zona periférica de Chetumal.

El abandono del municipio se explica por el colapso de una administración municipal nada funcional y encabezada por el alcalde Carlos Mario Villanueva Tenorio, quien incorporó a mil empleados – dando acceso a aviadores, algunos disfrazados de asesores – con la intención de abatir el desempleo, lanzándolos a la calle por etapas y contra su voluntad para dejarle a su sucesor Eduardo Espinosa Abuxapqui una nómina aceptable que no estrangulase las endebles finanzas.

El hijo del ex gobernador Mario Villanueva tuvo una gestión que será inolvidable por lo nefasta, ya que ha sido una pesadilla para todos los sectores de la sociedad, comenzando por un sector privado que lame sus heridas en la soledad de la habitación y que no quiere saber ya nada de esta administración, aunque tal término sea ante todo una ironía.

Una autoridad municipal que tan sólo sabe cobrar el impuesto predial y que se ha especializado en endeudarse, siendo una insoportable carga para el othonense, se encamina a un ocaso largamente deseado por una abrumadora mayoría de damnificados.

La tolerancia prácticamente infinita del sureño evitó que el PRI enfrentara un proceso reñido el pasado siete de julio, aunque a ello contribuyó la postulación de una figura con gran respaldo popular y que vendió muy bien el concepto de experiencia y capacidad.

Pero Eduardo Espinosa Abuxapqui enfrentará un toro de lidia fortalecido con el paso de los días, ante un público que no aceptará excusas y placebos, ya que la situación llegó a un nivel insoportable.

La nula oposición es una carta que el PRI siempre ha tenido a su favor en el sur –nos referimos a la lucha por la alcaldía capitalina–, pero hay sectores mayoritarios que no ocultan su irritación porque la autoridad municipal no sólo es incapaz de combatir los problemas, sino que se ha afianzado como el mayor de los problemas.

A partir del primer día de octubre deben sonar las campanas del rescate de este municipio y de muchos que no cantan mal las rancheras. Pero esa es otra historia.

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