El consumismo: una trampa
Es vital darnos cuenta de lo que es indispensable, lo que es necesario y lo que es superfluo, para administrar mejor los ingresos.
Hemos construido un sistema que nos persuade a gastar el dinero que no tenemos en cosas que no necesitamos, para crear impresiones que no durarán en personas que no nos importan.- Emile H. Gauvreay, periodista
La publicidad en televisión, prensa, radio, internet, folletos, volantes, etc., etc. incita a comprar artículos y productos que aseguran una buena salud, comodidad, menos esfuerzo, estatus, belleza, admiración para ser la envidia de los demás, etc. y convencernos de la “necesidad” de adquirir esos productos inigualables, en esa “oportunidad única” y a un precio que es “un verdadero regalo”.
Ante este señuelo muchas personas se dejan manejar fácilmente y compran sin necesitar diferentes artículos y muchas veces, no teniendo la capacidad económica para hacerlo, contraen deudas vía tarjetas de crédito, etc., que después les acarrean preocupaciones y disgustos. La verdad es que el factor económico juega un papel muy importante y por eso se debe poner atención en este aspecto.
Es vital darnos cuenta de lo que es indispensable, lo que es necesario y lo que es superfluo, para administrar mejor los ingresos. Platicarlo en familia y como padres enseñar a los hijos el valor del dinero y de los bienes materiales. Cuando se habla del “consumismo” es necesario hablar de dinero.
Éste es un medio, sólo un medio, para alcanzar fines importantes, por ejemplo:
• Atender adecuadamente nuestras necesidades vitales.
• Poder realizar planes e ideales que ayuden a nuestro desarrollo integral
• Tener cierta seguridad en el futuro (ahorro).
El dinero tiene como función ayudarnos a conseguir una mejor forma de vivir y tratarlo de modo que no nos esclavice, administrándolo con cuidado e inteligencia, evitando gastarlo en cosas que no necesitamos, como comprar sólo para aparentar, ejemplo: hacer regalos costosos para “quedar bien”, el celular más sofisticado o el coche más lujoso.
Las preguntas claves son: ¿me dejo manejar por las apariencias?, ¿permito que la publicidad me maneje? Vale la pena pensar antes de gastar en lo que nos puede desequilibrar económicamente, sacrificando las necesidades personales o de la familia.
Compremos lo que se necesite y cuando se necesite. Recuerde que hay que tener disciplina, control y mantener nuestro poder de decisión para hacer uso inteligente del dinero y así vivir con tranquilidad y sin apuros
¡Ánimo! hay que aprender a vivir.