El consumismo: una trampa

Es vital darnos cuenta de lo que es indispensable, lo que es necesario y lo que es superfluo, para administrar mejor los ingresos.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Hemos construido un sistema que nos persuade a  gastar el dinero que no tenemos en   cosas que no necesitamos, para crear impresiones que no durarán en personas que no nos importan.- Emile H. Gauvreay, periodista    

La publicidad en  televisión, prensa, radio, internet, folletos, volantes, etc., etc. incita a comprar artículos y productos que aseguran una buena salud, comodidad, menos esfuerzo, estatus, belleza, admiración para ser la envidia de los demás, etc. y convencernos de la “necesidad” de adquirir esos productos inigualables, en esa “oportunidad única” y a un precio que es “un verdadero regalo”. 

Ante este señuelo muchas personas se dejan manejar fácilmente y compran sin necesitar diferentes artículos y muchas veces, no teniendo la capacidad económica para hacerlo, contraen deudas vía tarjetas de crédito, etc., que después les acarrean preocupaciones y disgustos. La verdad es que el factor económico juega un papel  muy importante y por eso se debe poner atención en este aspecto. 

Es vital darnos cuenta de lo que es indispensable, lo que es necesario y lo que es superfluo, para administrar mejor los ingresos. Platicarlo en familia y como padres enseñar a los hijos el valor del dinero y de los bienes materiales. Cuando se habla del “consumismo” es necesario hablar de dinero.

Éste es un medio, sólo un medio, para alcanzar fines importantes, por ejemplo: 
• Atender adecuadamente nuestras necesidades vitales. 
• Poder realizar planes e ideales que ayuden a nuestro desarrollo integral 
• Tener cierta seguridad en el futuro (ahorro).

El dinero tiene como función ayudarnos a conseguir una mejor forma de vivir y tratarlo de modo que no nos esclavice, administrándolo con cuidado e inteligencia, evitando gastarlo en cosas que no necesitamos, como comprar sólo para aparentar, ejemplo: hacer regalos costosos para “quedar bien”, el celular más sofisticado o el coche más lujoso.  

Las preguntas claves son: ¿me dejo manejar por las apariencias?, ¿permito que la publicidad me maneje? Vale la pena pensar antes de gastar en lo que nos puede desequilibrar económicamente, sacrificando las necesidades personales o de la familia.

Compremos lo que se necesite y cuando se necesite. Recuerde que hay que tener disciplina, control y mantener nuestro poder de decisión para hacer uso inteligente del dinero y así vivir con tranquilidad y sin apuros

¡Ánimo! hay que aprender a vivir.

Lo más leído

skeleton





skeleton