El debate ausente

La Federación debe aprovechar los espacios de comunicación para dejar en claro qué es y qué no es la reglamentación aprobada de la Reforma Energética.

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Quienes pudimos presenciar “en vivo” la sesión de la Cámara de Diputados sobre la reglamentación de la Reforma Energética, en el Canal de Televisión del Congreso, pudimos constatar que, si existe en el país algún lugar para el debate serio de las leyes, de las ideas que las justifican y motivan, ese sitio está en otra parte menos en el Salón de Plenos, donde el folklore pudo establecer su predominio sobre la razón, aunque fue finalmente derrotado por la fuerza de los votos.

Conforme a las prácticas parlamentarias, que no son exclusivas de nuestro país, cuando hay  posibilidad de llegar a un acuerdo para la aprobación de alguna Ley, se opera con antelación entre las cúpulas partidistas y/o en la discusiones previas, “en comisiones”. 

Porque una vez turnada la discusión al pleno se convierte en un asunto meramente procedimental, donde lo importante, más que las razones, son los votos.

Bien o mal, los diputados, salvo raras excepciones, se disciplinan a los dictados de sus partidos, lo que en la práctica vuelve inútiles la discusión y el debate en esta fase, pues las posiciones están de antemano tomadas, comprometidas.

Así pudimos ver una sesión donde los legisladores de las izquierdas utilizaron la tribuna, no para hilvanar las propuestas de modificación a los artículos para los que se reservaron, sino para desatar una serie de críticas, advertencias, ofensas, insultos y amenazas al presidente de la República, a los diputados que apoyaron su proyecto, así como a otros partidos, como el PRD, por no seguir las líneas lopezobradoristas de acción.          

Varios legisladores abusaron de lugares comunes y posiciones demagógicas, como la de intentar presentar el pasivo laboral de Pemex y la CFE  como producto de la corrupción y el latrocinio de los administradores gubernamentales y de sus sindicatos, cuando no es otra cosa que un fondo para garantizar el retiro y la pensión de sus trabajadores.

El debate serio, que no se dio en el pleno, se dio en los medios de comunicación ante una sociedad convencida de la necesidad de modificar las reglas del juego, pues, en la fase  económica de hoy, resulta inviable buscar el desarrollo del país sólo a través del crecimiento de las empresas del Estado. 

Es preciso, sin embargo, que la Federación aproveche primero los espacios de comunicación para dejar en claro qué  es y qué no es  la reglamentación aprobada; y que se haga realidad la inversión proyectada con esos cambios, para la generación de los empleos que necesitamos.

Mayor crecimiento.- La difusión del Inegi de la información que ubica a nuestra entidad con un crecimiento superior a la media nacional es, en mi perspectiva como economista, la confirmación de lo que los yucatecos y los empresarios, locales, nacionales y extranjeros hemos percibido del gobierno de Rolando Zapata Bello: que ha sido exitoso en crear el ambiente propicio para atraer la inversión productiva, lo que comienza a reflejarse en nuestros datos duros.

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