El derecho a existir

Debo confesar que nunca había visto, en ningún estado, una campaña tan ardua para que todos tengan un acta de nacimiento, como la que lleva a cabo el Registro Civil de Yucatán.

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A veces uno está tan acostumbrado a su estilo de vida, que se olvida que hay quienes viven en situaciones completamente diferentes a las que tenemos. Es algo que pasa muy a menudo en el mundo de la política, donde el círculo rojo pierde la noción de la realidad de la mayoría de la población. 

En mi carrera como investigadora, la historia de dos personas me marcó. Una de ellas era una mujer de edad avanzada que vivía en un rancho con su hermano. En su pueblo no acostumbraban que las niñas hicieran más que ayudar en la casa, así que nunca salió. Su papá no consideró importante ni inscribirla ante el Registro Civil, nunca la llevó a la escuela y nunca fue al doctor. Ahora que es mayor y que los vecinos supieron de su existencia (recordemos que no salía) pidieron ayuda a las autoridades, pero para recibir cualquier apoyo necesitaba su acta de nacimiento, que nunca tuvo. Vivió toda su vida aislada, sin derechos y sin existir para el Estado. 

Y no crea que es el único caso, a cada rato vemos que personas de 70 años reciben por primera vez su acta de nacimiento; así que el registro de los niños no es una práctica tan común como lo pensamos. La verdad es que nunca había reflexionado sobre la importancia del Registro Civil hasta que conocí este caso. Es la institución que regula y ordena a toda la población, desde el mismo nacimiento hasta la muerte, dentro de una sociedad ordenada. 

Debo confesar que nunca había visto, en ningún estado, una campaña tan ardua para que todos tengan un acta de nacimiento, como la que lleva a cabo el Registro Civil de Yucatán. Siempre he pensado que en el gobierno muchas veces lo que falta no es dinero ni capacidad, sino voluntad para hacer las cosas, así que cuando veo instituciones que trabajan juntas con un acuerdo, como diríamos comúnmente, de cuates, me da más gusto.

Resulta que el Conafe y la SEP, que tienen acceso a las comunidades alejadas, cuando detectan a alguien sin acta de nacimiento, le avisan al Registro Civil para que vaya con sus servicios. Está padre, ¿no?

Y adivine qué… el Registro Civil es dirigido por una mujer, de las pocas en el gabinete, que tiene una gran capacidad. Martha Góngora, ex diputada local, es una abogada que sabe su oficio y que honestamente pienso que está desaprovechada. En un PRI con pocas opciones de mujeres capaces, deberían tenerla muy en cuenta para enviarla al Congreso.

Es muy institucional y francamente no es adepta a ningún grupo político. Hay que decir que es de las pocas personas que realmente son de su partido, independientemente de quién esté en el poder y de los grupos en discordia.

Ahí se los dejo.

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