El descarte

Para estas fechas, ya debe haber sido el elegido quien subirá al puente de mando de la Armada para acompañar al Presidente en el próximo sexenio.

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Se iniciaba el verano de 1994. El viejo vicealmirante, comandante de una Zona Naval del Caribe mexicano, regresaba de la Ciudad de México. En su sobrio escritorio de madera de caoba se había acumulado la correspondencia. Su elegante abrecartas rasgaba los sobres y separaba la documentación personal de la oficial rubricando los acuerdos: prioridad, cúmplase, enviarlo a, contestar…

De pronto, reparó en el sobre manila con el sello Oficina del Secretario de Marina. Su corazón se aceleró mientras lo abría. Recordó que, poco después del asesinato de Luis Donaldo Colosio, lo había visitado, ya como candidato suplente, Ernesto Zedillo. Se reunieron una tarde ahí, en su búnker de la Zona Naval. Como otros, el vicealmirante aspiraba a dirigir la Secretaría de Marina. Sería el culmen de una impecable carrera de cuatro décadas, que incluía haber sido de los primeros académicos del Centro de Estudios Superiores Navales y Jefe de Operaciones Navales.

Sin embargo, no halló la ansiada noticia, sino un escueto oficio donde le informaban que había comenzado el trámite de su retiro por edad límite. Su rostro adusto se contrajo, se quitó los lentes y caminó por su espaciosa oficina mirando hacia la ventana que daba al patio donde un frondoso árbol de mango derramaba sombra. Respiró hondo y se dejó caer en su sillón. Parecía que todas sus singladuras se le vinieron encima.

Esa era una de las formas del entonces Secretario de Marina (a quien Proceso describió como “de barba blanca y aspecto de marinero de novela”), de ir descartando a quienes aspiraban a relevarlo. Finalmente, eligió como sucesor a quien fuera su Inspector y Contralor al que se recuerda porque implantó el uniforme gris a la oficialidad, quizás la impronta de su mandato.

Hoy, las cosas son distintas. Para estas fechas, ya debe haber sido el elegido quien subirá al puente de mando de la Armada para acompañar al Presidente en el próximo sexenio. El nuevo timonel sí recibió el mensaje que esperaba… quizás no del Secretario.

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