El dopaje de la vida

Me cuestionaba acerca de qué estaría pensando Armstrong mientras los demás ciclistas que competían a su lado estaban limpios, y él no.

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Canalla, mentiroso, tramposo y muchos calificativos más se podrán adjudicar a Lance Armstrong (1); otros opinarán que es tan humano como quien comete errores y después tiene derecho a la disculpa. Desde el punto de vista del propio ciclista, parece que el engaño es menos engaño si los demás también lo hacen.

Me cuestionaba acerca de qué estaría pensando Armstrong mientras los demás ciclistas que competían a su lado estaban limpios, y él no; pero después de ver la entrevista con Oprah Winfrey concluí que seguramente así debe ser la visión de la realidad para quienes viven en un mundo lleno de mentiras, como ese en el que él competía, en donde todos o al menos casi todos se dopaban.

De todos los corredores del Tour de Francia quizá unos cuantos no iban dopados. Esos eran los héroes. Esos eran los verdaderos héroes que quizá no llegaron ni entre los primeros 20.

Hay una mafia detrás de esta clandestina forma de ganar, en la que los “deportistas” se introducen toda variedad de sustancias prohibidas y después se someten a transfusiones de sangre para ocultar los rastros de la droga. Así se entrenó Lance Armstrong para lograr sus siete triunfos del Tour de Francia entre 1999 y 2005.

Valiente sí; soberbio también. Arrepentido no. Al menos esa es la impresión que me da. Él es una radiografía perfecta de lo que no debe ser el deporte, de lo que no debe ser la vida: la competencia desleal.

En la carrera de la vida nos enfrentamos día a día con el dopaje de otros, a los que se les hace fácil irse por la vía corta. Acaso no está mal rentar películas piratas, darle una mordida a un policía o pedir una. ¿Qué, no es también mentira copiar en un examen, robarme las ideas del otro o evadir impuestos?… ¿Acaso esto no es también competencia desleal?

¿Que lo quemen o no en leña verde? Ese juicio no me corresponde. Cada quien sabrá de qué color se encuentra su conciencia. El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.
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1) Lance Edward Armstrong, nacido en Austin, el 18 de septiembre de 1971, admitió haber usado EPO, testosterona y transfusiones de sangre para mejorar su rendimiento, lo cual le permitió ganar 7 veces la más importante carrera ciclística del mundo: el Tour de Francia. A los 25 años de edad, en 1996, se le detectó cáncer testicular con metastasis pulmonar y cerebral, pero tras superar el problema regresó a correr.- Nota del editor. 

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