El enano que vivía en Kabah hizo sonar el tunkul y una sonaja que indicaban la inexorable destitución del rey de Uxmal. Este le dijo que debía pasar tres pruebas para saber si sería un buen rey. El enano aceptó, pero le exigió al rey que construyera un sacbé entre Uxmal y Kabah para que todo su pueblo viniera a ver su victoria. El rey le cumplió.

La primera prueba que pasó fue saber cuántos frutos tenía la ceiba que se encontraba frente a ellos. El enano fue ayudado por los murciélagos que contaron los frutos y le dijeron. 

La segunda prueba fue ver si aguantaba que le rompieran cuatro canastos de cocoyoles en su cabeza. La abuela le había preparado un casco especial que se colocó y cubrió con su cabellera.

Previamente el enano había condicionado al rey a que pasaría las mismas pruebas. El gobernante murió al partírsele el primer cocoyol. Entonces el enano se convirtió en el rey de Uxmal.

Al asumir el poder, mandó a construir el Templo del Adivino que se terminó en una noche. Su segunda gran obra fue la construcción del Palacio del Gobernador para que impartiera justicia desde allí. Como recompensa a su abuela, a quien consideraba su propia madre, ordenó edificar un palacio, hoy conocido como “La casa de la Vieja”.