El extraño caso Cinepolis

Estos seis años de narcoguerra ha quedado claro que sirvió solo para hacer shows televisivos y darles a los gringos la oportunidad de quitarle a Calderón.

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En México el síndrome del policía chino se perpetúa más que un líder sindical en éxtasis. Por eso todo se presta al sospechosismo y el pitorreo, cosa que queda demostrada con estos seis años de narcoguerra donde lo único que ha quedado claro es que sirvió solo para hacer shows televisivos y darles a los gringos la oportunidad de quitarle a Calderón los paradigmas coercitivos en materia de legalización de la mariguana. O sea, pobre Jelipillo, como si no fuera suficiente con esta nueva onda yanqui de ponerse open mind, todavía tiene que aguantar los regalos del góber de Sinaloa, Mario López Valdez, que le regaló un retrato del próximo ex presidente junto con su esposa que parece hecho para causarle gastritis.

En ese sentido, cómo estará la cosa que para estar con las nuevas tendencias, ya anunció Peña Nieto que va a desaparecer la Secretaría de Seguridad Pública para inventar otro organismo que no tenga nada que ver con García Luna Productions. Y es que por mucho que tenga gustos telenoveleros, el Dorian Gel no se va a arriesgar con otra loca academia de bullying con narcofosas incluidas.

Este síndrome parece permear todo a su alrededor. Ahí tenemos el dudoso caso de Cinépolis y el niño asesinado en una de sus instalaciones. En el mismo estilo de tantas y tantas historias (de la guardería ABC a la señora de Zongolica ), en este asunto todo se presta para la duda, el desmadre y la elucubración: se sabe de la tragedia a casi una semana de haber ocurrido a través de una nota periodística en La Razón que, por lo que se describe es un cuadro lleno de equívocos y de imposibles dignos de la Dimensión desconocida: un padre que reacciona exactamente como no lo hubiera hecho nadie en una tragedia de tal magnitud (dejó todo en manos de unos chicos que hacen palomitas); la administración del cine que tiene peores protocolos para emergencias que el Titanic; un comunicado de la empresa redactado con las de caminar que en su afán de salvar el negocio afirma que no hubo un balazo cuando la PGJDF señala que sí. Por no hablar de unas autoridades que guardaron imprudente silencio en espera de que el inspector Bazbaz viniera a resolver el rompecabezas en el mejor estilo Paulette.

Algo casi tan surrealista, laberíntico y mafufo como las explicaciones del IFE sobre el incierto destino de las boletas electorales. Seguro consultaron con el Mago de Oz en forma de subjefe Diego para saber cómo convertirlas en relleno fitosanitario.

Luego dirán que en el cine alguien iba disfrazado de Batman.

www.twitter.com/jairocalixto
 

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