El Factor B (Beltrones), ¿o ya lo habían olvidado?

Ninguno de los temas del Pacto por México roza los capítulos electorales.

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El traje parece tejido por la afamada sastrería Beltrones.

La tela, el corte, tienen el sello de la casa: un periodo extraordinario después de las elecciones, en la segunda quincena de julio; otro, en la segunda quincena de agosto. Por no hablar del contenido: reforma del IFAI, deuda de los estados, código único de procedimientos penales, comisión anticorrupción, consejero del IFE, leyes secundarias de educación y telecomunicaciones, la reforma financiera; y un tema extra, para lo que se ofrezca. O la etiqueta: se propone un piso, no un techo.

El periodo extraordinario estaba estancado entre los temores, los egos, los rollos y los comicios del 7 de julio. Se cuenta en el Congreso que fue entonces cuando Beltrones sacó el cuchillito de palo, que no era más que un “vamos a platicar, vamos a platicar, vamos…”

Las cosas fluyeron y, en vez de uno, salieron dos. Quienes tenían que apretar y apurar, apretaron y apuraron: los del Pacto por México, los partidos, el gobierno. Asunto resuelto. Ninguno de los temas roza los capítulos electorales. Nada de reforma política ni de Pemex. Así será difícil que panistas o perredistas se corten después de las elecciones.

En noviembre y diciembre se habló aquí del Factor V (Videgaray) y el Factor O (Osorio). Aquí se aventuró que ninguna decisión política que realmente importara dejaría de pasar por esos personajes. Eran los pitchers abridores del nuevo gobierno, la nueva intemperie.

Entre tantas novedades perdimos de vista que en el bullpen seguía el mejor brazo en el Congreso de los últimos tiempos. El Mariano Rivera tricolor. El Factor B. 

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