El general no tiene quien lo apoye

El general Dauahare no ha tenido la solidaridad ni las firmas ni los plantones pidiendo su liberación.

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Si hay en México un preso al que no se le ha probado nada, peor aún: no se le ha podido acusar de nada y sigue preso, es el general Tomás Ángeles Dauahare. Ni siquiera pruebas contradictorias se han esgrimido y en su vida personal no hay sino méritos. El general, entre seis altos mandos militares, fue mencionado por dos delincuentes, testigos protegidos de la PGR, el Jennifer y el Mateo, como protector del cártel de los Beltrán Leyva.

El general ni siquiera tiene el manchón social de haber sido amante de alguna comprobada secuestradora, una Palestina Vallarta, ni haber vivido con ella en la casa de campo cuyo sótano servía para ocultar secuestrados y él no supo. Fue subsecretario de la Defensa Nacional y la sola mención de su nombre por delincuentes protegidos, y pagados, llevó a su aprehensión con otros militares de alto rango. Es monstruoso.

Hubo en México solicitudes de libertad para Florence Cassez porque su proceso estuvo viciado desde los primeros minutos de su detención. Un jurista con la solidez profesional de Luis de la Barreda, a quien admiro, está convencido de su inocencia. A mí la mademoiselle me produce escalofrío con su sola mirada. Lo único innegable es que fue amante de un secuestrador, lo cual no es delito, y dice que nunca se enteró de los secuestros de su novio, no supo cómo pagaba casas y autos ni a qué dedicaba el tiempo libre. Dice. Será el sereno, pero, la ahora invitada a tomar el té con el presidente de Francia es, diría mi amiga Ivi, una lagartona. Lo cual tampoco es delito.

El general Dauahare no ha tenido la solidaridad ni las firmas ni los plantones pidiendo su liberación cuando no existen ni siquiera testigos con declaraciones contradictorias ni elementos de sospecha ni pruebas, así fueran insostenibles, ni testigos que cambian versiones ni huellas de tortura que son pecas: nada, nada, ni torturados que olvidan detalles ni testigos que mienten. Hay sólo dos criminales, el Jennifer y el Mateo que dicen que supieron que es o fue protector de los Beltrán Leyva.

El general presenta varios lados flacos para que ninguna voz exija lo que exigían para la, si no secuestradora y torturadora, cuando menos sospechosa de serlo:

1. Es hombre.

2. No tiene tipo indio.

3. Es, hasta donde se sabe, un simple heterosexual.

4. Es militar.

5. Es general.

No es una flaquita, güerita, con cara de “je ne sais pas”. Es un general del Ejército mexicano, se ve fuerte y trae pantalones. Ya se jodió.

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