El IFE debe una explicación

Las elecciones siempre estarán acompañadas de polémica, más en un país de malos perdedores

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El IFE está más desprestigiado que siempre. La opinión mayoritaria sobre la elección federal que le correspondió organizar es muy negativa. Las percepciones son contrarias a los hechos: una elección concurrida y ordenada en un país convulso por amplios territorios inseguros, además con un ganador con amplia diferencia. El IFE incurrió en errores; los escándalos por presunta corrupción y lo tardío en la designación de los consejeros cobró factura contra la institución.

Las elecciones siempre estarán acompañadas de polémica, más en un país de malos perdedores. Lo cierto es que el IFE no ha hecho bien su trabajo de defender la elección. Por ejemplo, definió lineamientos para los sondeos de opinión a modo de una de las empresas de encuestas. La publicación de intenciones de voto, excluyendo la no respuesta era un engaño; hubo quien lo señalara y el IFE lo dejó pasar. Hoy la industria de las encuestas está cuestionada.

La fiscalización del IFE es decimonónica; los reportes de origen y destino del gasto se realizan al margen de la modernidad contable al alcance de cualquiera. No obstante la pesada burocracia, los reportes son poco convincentes. Los resultados dependen, como en los juicios penales, de la calidad de quienes representen a las partes, no de lo que realmente sucede. Un mal abogado lleva a la condena, aunque el procesado sea inocente; también suele suceder lo contrario.

El presidente del IFE busca su reelección. No es aceptable por el descrédito de la institución. La renovación gradual del Consejo General deberá llevar a los mejores mexicanos, no a los que puedan salvar el veto de uno y de otro lado. Hay consejeros de excelencia y otros, verdaderos mediocres. En el mejor de los casos la depuración la dará el tiempo. Al menos que los que lleguen sean mejores que los que se van.

Juzgar al órgano electoral por unos cuantos es un error. El IFE, aunque costoso, sigue siendo una institución confiable y ejemplar con buenos mandos técnicos y medios. Pero hay que hacer algo para que quienes le dirigen estén a la altura de la institución y de su complicada responsabilidad.

Twitter: @berrueto

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