El informe y otros comerciales

Es un lugar común decir que el día del informe es el día de Presidente. En un país con un sistema de gobierno tan presidencialista como México...

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Es un lugar común decir que el día del informe es el día de Presidente. En un país con un sistema de gobierno tan presidencialista como México, varios días, semanas y meses son del Presidente. Durante buena parte el siglo pasado el Congreso fue como una extensión del sistema Ejecutivo; el Legislativo era un espacio para aplaudir al Presidente en turno. En los primeros 12 años de este siglo, en la época de gobiernos panistas, con un Congreso dividido hubo confrontaciones, aunque al final de los dos sexenios panistas no tuvieron la capacidad de desmantelar las viejas estructuras del sistema presidencialista con todas las implicaciones que eso conlleva.

Estamos en una nueva época,  eso nos dicen; ahora los eventos y actos en los que participa el Presidente son históricos. Según la narrativa oficial se está moviendo a México, es lo que repiten los comerciales, spots y espacios pagados en redes sociales. 

Hace unos días desde el Palacio Nacional se revivió el formato de anunciar por enésima vez que la modernidad está a punto de llegar. Después de miles de comerciales y de millones de pesos de gasto público en spots, ya no era necesario otro comercial con el Presidente para hablarnos otra vez de expectativas. 

Con tantas fotos de las acciones de la Presidencia de la Republica se pierde la seriedad de la institución presidencial. La campaña electoral terminó en 2012. Estamos en 2014, los anuncios de la modernidad que viene tienen un añejo sabor del sistema presidencialista del siglo pasado. Tantos millones de mexicanos se acostumbraron a ver informes presidenciales en los que se comunicaban cambios trascendentales sin que ocurriera nada, que el formato del informe perdió credibilidad y vigencia. 

Los economistas, tan cautos en su lenguaje, hablan de desaceleración o estancamiento económico; lo de mover a México no hace click con la realidad, más bien es un contrasentido. Unos pocos burócratas hablan de movimiento y millones de mexicanos están percibiendo cotidianamente el estancamiento de la economía. 

La información a través de internet y las redes sociales hacen que el mismo formato del informe sea acartonado. Más que acciones mediáticas se necesitan acciones de gobierno que permitan reducir el déficit de credibilidad de los ciudadanos en el gobierno. 

Si a nivel federal resulta desfasado de la realidad el informe presidencial, en los estados la diferencia entre lo que se anuncia y la realidad es abismal. Los congresos locales, en la mayoría de los casos, son una dependencia más del gobierno estatal. Casi en la totalidad de los estados de la República la separación de poderes sólo existe en los libros de historia y en los discursos que nadie lee, pocos escuchan y nadie cree. 

Ya no son necesarios los comerciales, anuncios, spots, las miles de fotos que no comunican nada. Un poco de autocrítica y hablarle a los ciudadanos de los problemas sociales, como  el estancamiento de la economía, la falta de empleo y la inseguridad, sería una muestra de inteligencia. 

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