El IVA que viene

Todos los partidos políticos coinciden en que es necesario aumentar la recaudación fiscal en México.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

La reforma al programa del PRI que eliminó la prohibición de participar en la aplicación del IVA a medicinas y alimentos sí es el primer paso para que se legisle en ese sentido.

Todos los partidos políticos coinciden en que es necesario aumentar la recaudación fiscal en México; sin embargo, no hay acuerdo sobre cómo hacerlo.

En favor de gravar de manera generalizada el consumo se argumenta que es un impuesto fácil de recabar y que sería pagado mayormente por quienes más consumen. A veces se plantea también mantener sin el impuesto algunos productos básicos y el nuevo programa del PRI propone utilizar los nuevos recursos “prioritariamente” en gasto social.

En contra se argumenta la complejidad y espacios para la evasión que abriría la definición de los productos básicos, y se cuestionan la distancia que va de lo “prioritario” a lo “exclusivo” en el uso de este dinero, así como el costo directo que representa para los más pobres.

La propuesta, hecha desde el primer año de gobierno de Fox, recurre al argumento de que si bien en lo inmediato el impuesto afectaría a quienes menos recursos tienen, éstos se verían después beneficiados por nuevos programas sociales y sobre todo por las nuevas oportunidades económicos derivadas de la suficiencia financiera del gobierno.

Sin embargo, la experiencia -en mi memoria desde la devaluación de Echeverría hasta el Fobaproa de Zedillo, pasando por el saqueo reclamado por López Portillo- nos dice que después de pagar como sociedad los costos de los diversos proyectos, problemas y crisis económicos, los cambios esperados pocas veces llegan y nunca lo hacen en los términos y alcances ofrecidos.

No es convincente pedir ahora a 60 millones de mexicanos en la pobreza que acepten pagar otra vez los costos del cambio económico, cuando todavía no se termina de pagar el desfalco del Fobaproa; cuando la elusión, que tiene como buque insignia la consolidación fiscal, permite que empresas millonarias paguen menos impuestos que un conserje; cuando se conceden discrecionalmente créditos también millonarios al pago de impuestos de los más grandes causantes y cuando la evasión alcanza niveles de escándalo.

Los costos de la reforma fiscal no pueden recaer otra vez sobre los mismos de siempre.

Lo más leído

skeleton





skeleton