El Lic. Olea, el papaloy del debido proceso

Al Lic. Olea nmás le falta alegar con la Constitución en la mano que Saiz, el ex tesorero que compró su Ferrari, y Granier, son herederos de los caídos en el 68 y de la Familia Peluche.

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Indigno de una persona de su categoría intelectual y morfología moral, que el ex tesorero de Granier haya sido apañado intentando cruzar la frontera como Lola La trailera, pero a pie, en vez de portar un bólido italiano o alguna motoneta con las llantas repletas de yerba mala.

Es triste que el nivel nice que del señor José Manuel Saiz se haya venido abajo cuando quiso pasar prácticamente nadando el río Bravo, acompañado de un pollero. Y de seguro sus pertenencias en una caja de huevo Bachoco.

El único que ha estado a la altura de las circunstancias telenoveleras de montaje a la García Luna Productions es el abogado Xavier Olea, que es el héroe de esta película, papá.

El Lic. Olea, en vez de reaccionar al estilo Titánic como Miguel Mancera en el DF (75 años después de las tragedias manda un submarino para ver qué onda con los afters), de inmediato puso cara de El Piojo Herrera, hizo drama como Carmelita Salinas y cantó en el mejor estilo de Paquita La del Barrio, esgrimiendo dos argumentos fundamentales que parecen poner a temblar los cimientos de la justicia mexicana: que a pesar de su ternura, humildad, sencillez y bonhomía, generosidad a toda prueba y buen gusto, sus defendidos son como comunistas en tiempos de Díaz Ordaz.

Nomás le falta alegar con la Constitución en la mano que Saiz, el ex tesorero que compró su Ferrari, y Granier, ese folclórico adicto al Quen pompó, son herederos de los caídos en el 68 y de la Familia Peluche.
Seguramente todos esos funcionarios del pasado gobierno de Emilio González Márquez —gran panista parrandero, dipsómano y jugador— que hicieron del peculado su máximo hobby, ya están tomando nota.

El tal Rodolfo Ocampo Velázquez, ex responsable del Servicio de Aguas y Alcantarillado, alegará que esos mil 200 millones que dicen que se atracó, en realidad ya eran suyos desde endenantes, pero que en el ejercicio del bien común los usaría para repatriar para las Chivas, que por culpa de Vergara andan más bocabajeadas que el Cruz Azul, al Chicharito.

Así, el subjefe Diego debe estar aturdido de envidia al ver la manera en que su colega jala la marca mediáticamente como el Mourinho de los legalismos; todo mientras el ex ministro Góngora Pimentel se lacera por no haber recurrido a Olea para que las presiones de la opinión pública no lo hubieran obligado a dejar inconclusa la venganza contra su ex mujer y sus hijos. Olea es el papaloy del debido proceso. 

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