El manglar, lujo desaprovechado

A pesar de la importancia de los manglares, su extensión a nivel global se ha reducido.

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Una de las especies más representativas de flora en las costas y esteros son los manglares. Los humedales costeros, en particular los manglares, brindan una gran variedad de servicios ambientales: son zonas de alimentación, refugio y crecimiento de juveniles de crustáceos y alevines, por lo que sostienen gran parte de la producción pesquera, poseen un alto valor estético y recreativo, actúan como sistemas naturales de control de inundaciones y como barreras contra huracanes e intrusión salina, controlan la erosión y protegen las costas, mejoran la calidad del agua al funcionar como filtro biológico, contribuyen en el mantenimiento de procesos naturales tales como respuestas a cambios en el nivel del mar, mantienen procesos de sedimentación y sirven de refugio de flora y fauna silvestre, entre otros. 

Los manglares son una formación vegetal leñosa, densa, arbórea o arbustiva de 1 a 30 metros de altura, compuesta de una o varias especies de mangle y con poca presencia de especies herbáceas y enredaderas. Los humedales son áreas donde el agua es el factor primordial de control del medio ambiente y la vida vegetal y animal conexa. 

Constituyen un eslabón básico e insustituible del ciclo del agua y figuran entre los ambientes más productivos del planeta. Su conservación y manejo sustentable pueden asegurar la riqueza biológica y los “servicios de ecosistema” que éstos prestan, tales como el control de inundaciones, reposición de aguas subterráneas, estabilización de costas y protección contra tormentas, retención y exportación de sedimentos, depuración de aguas, reservorios de biodiversidad, productos de los humedales, valores culturales, recreación y turismo y mitigación al cambio climático y adaptación a él.

En Yucatán contamos con extensas zonas de mangle, entre las que sobresale por sus dimensiones la reserva Federal de la Biosfera “Ría Celestún”, área natural protegida y reconocida por la afluencia de flamencos rosa que son la imagen turístico-ambiental más importante del municipio del mismo nombre.

Otro espacio de manglar se encuentra en la Reserva Federal de la Biosfera de “Ría Lagartos”, en los municipios de San Felipe y Río Lagartos y  El Cuyo, comisaría del municipio de Tizimín (en esta Reserva se ubica el centro de incubación de flamenco rosa más importante de América Latina).

A pesar de la importancia de los manglares, su extensión a nivel global se ha reducido.Se estima que en las últimas dos décadas se ha perdido el 35 % de los manglares del mundo. En nuestro país los manglares han sido afectados por la tala que se ha llevado a cabo para abrir paso a las actividades agrícolas, ganaderas, acuícolas y turísticas, principalmente. 

En México existen 81 sitios de mangle, de éstos 25 se ubican en la Península de Yucatán, seis en el Pacífico Centro, trece en el Pacífico Sur, y 27 en el Golfo de México. 

La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), a través de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), en coordinación con la Comisión Nacional para la Biodiversidad (Conabio), lleva un registro detallado de cada sitio, cuenta con la ficha de criterios y la ficha de caracterización, con información de ubicación de cada sitio, características físicas, socioeconómicas, usos del manglar, descripción e importancia biológica, características de la estructura, impactos, amenazas y procesos de transformación, conservación y manejo. 

Estos ecosistemas han sufrido procesos de transformación con diversos fines, y su desconocimiento y manejo inadecuado constituyen algunos de los problemas que atentan contra su conservación en México. 

En Yucatán, en la franja costera inundable ubicada en la zona de ciénaga a un costado de la carretera Progreso-Chicxulub, desde varios años se han promovido asentamientos humanos irregulares, tapando el flujo hídrico que alimenta al manglar y cortando importantes extensiones de la especie para rellenar con escombro y basura y edificar casitas de palitos y cartón, que luego se convierten en casas de material y hasta son dotadas de energía eléctrica. 

Estas construcciones al no contar con servicios de agua y drenaje representan focos de infección que ponen en riesgo la salud pública de las personas que se instalan en estas casitas, que en ocasiones son rentadas por acaparadores. Es importante que cuidemos nuestros mangles, es la segunda barrera natural de protección de la costa. 

Ojala y las autoridades de los tres órdenes de gobierno contribuyan al cumplimiento de la Ley y podamos salvar nuestros mangles, que, entre otras cosas, son fuente de vida de diversas especies y procuran la conservación de nuestro litoral.

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